El dólar encarece los costos de autos en EU
El tipo de cambio tiene nerviosas a las automotrices que construyen u operan sus plantas en Estados Unidos, pues el fortalecimiento del dólar frente a otras monedas ha encarecido el costo de la mano de obra y el precio de los vehículos producidos en ese mercado.
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El billete verde subió casi 12% en 2015 sobre las monedas de los principales socios comerciales mundiales de ese país. En 2016, el dólar se apreció otro 4% frente al euro, 16% respecto a la libra esterlina, 6% frente al yuan y 10% frente al peso.
Desde la perspectiva de los importadores extranjeros, la apreciación del dólar aumentó el precio relativo de los productos estadounidenses, con lo que se hicieron menos competitivos en los mercados externos.
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En los últimos dos años, los fabricantes han tenido que ajustar los precios de los vehículos. Según las listas de precios de las automotrices, un modelo hecho en Estados Unidos que costaba 704,000 pesos en 2015, ahora vale 12% más.
Además de encarecer los productos, un dólar fuerte también incrementó el costo de la mano de obra en Estados Unidos. Según datos del Departamento del Trabajo de ese país, el costo laboral subió 2.3% en el último año.
Ajustes a los planes de negocios
Es un panorama complicado para las plantas armadoras que operan en Estados Unidos.
El fabricante sueco Volvo, por ejemplo, que eligió a Carolina del Sur para construir una planta, luego de analizar varias locaciones en la región de Norteamérica, incluido México, ya prevé incrementos en los precios de los modelos que exportará desde ese planta.
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“Cuando se tomó esta decisión, hace tres años, el business case —la justificación del negocio que soporta y compromete el tiempo, los recursos y las inversiones para la realización de un proyecto— era mejor para Estados Unidos”, dijo Torben Eckardt, director General de Volvo México.
La nueva planta tendrá capacidad para ensamblar hasta 100,000 vehículos a partir de 2018, para abastecer al mercado estadounidense, que es el mayor para la firma en América, y también a Canadá, Brasil, Argentina, México, Chile, Colombia y Centroamérica.
Aunque la mayor parte de la producción se quedará en Estados Unidos, la volatilidad es un reto para los objetivos de crecimiento que la firma se ha planteado para México.
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El tipo de cambio no sólo afecta las nuevas plantas en Estados Unidos, sino también a las ya establecidas.
“Empezaremos a ver algunos ajustes en las estrategias de las marcas, desde mejorar los contratos con los proveedores hasta trasladar algunas operaciones a regiones con costos más competitivos”, dijo Manuel Valencia, director de la carrera de Negocios Internacionales del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
General Motors, por ejemplo, anunció este lunes que trasladará el ensamble de un modelo de su planta de Michigan a otra que opera en Tennessee. Este movimiento significará el despido de 1,100 trabajadores.
El sur de Estados Unidos ofrece un costo laboral más bajo, de unos 14 dólares la jornada; mientras que en Michigan llega a 20 dólares. (Por Ivet Rodríguez)