Fotogalería: Logística urbana al estilo japonés

En la ciudad nipona la estructura urbana tiene un orden implícito

Cerca de 35 mil personas viven en Tokio, transitan sobre calles sin nombre, entre edificios modernos, de hasta 600 metros de altura. La megalópolis japonesa es contradictoria, silenciosa y ensimismada, acelerada y abrumadora, moderna y tradicional.

Para conocerla hay que recorrer sus calles, viajar en metro, tomar un taxi… perderse en ella. Sólo así se puede saber que hay un orden implícito en sus avenidas y aceras, que hay reglas para caminar, para conducir, para cruzar las calles y hasta para subir las escaleras eléctricas.

Los transeúntes esperan pacientes a que el semáforo de el paso. Las calles se cruzan por las esquinas, sobre las líneas peatonales. No importa cuánta prisa se tenga, o si no hay coches a la vista, nadie avanza si está el verde.

Para caminar también hay reglas, dependiendo si uno va o viene, se avanza sobre un lado de la acera. Algunos rostros portan máscaras –o tapabocas- para prevenir contagios de gripa o para evitar alergias por el polen del ambiente.

En avenidas y aceras abundan las bicicletas, un transporte que ha cobrado popularidad en la capital nipona, incluso para los que tienen un auto. Se usan para ir a la escuela, al trabajo, para llegar a la estación del tren más cercana, para recoger a los niños en la escuela. Avanzan por la izquierda de las calles y descansan en las aceras, en estacionamientos especiales.

Los biciclos comparten las vialidades con un número similar de autos. Principalmente, modelos compactos, de marcas japonesas, con líneas exteriores cuadradas y un volante a la derecha, al estilo ‘inglés’.

Viajar en el metro es un ejercicio de puntualidad, los horarios de los trenes se verifican en pantallas digitales y los vehículos arriban a la estación a la hora marcada. Si es 11:35, a las 11:35 llega el tren. Un minuto de retraso amerita que la estación expida un boleto para justificar, en la escuela o el trabajo, los segundos perdidos.

En el interior, en las plazas comerciales o edificios públicos, también hay códigos para transitar. A la hora de subir escaleras eléctricas, los usuarios se repliegan a la izquierda para dejar el paso libre a quienes tengan prisa.

Finos códigos de movimiento guían la logística urbana de esta ciudad, una de las más pobladas del mundo. Tokio, acelerada en su caminar, abrumadora en su arquitectura, moderna en su trazo y tradicional en sus rincones.