Ineficaz, arancel a los autos armados en México
Un impuesto a la importación de vehículos mexicanos en Estados Unidos no tendrá el efecto previsto en la recuperación de la producción y el empleo en ese país, a menos de que se aplique un gravamen similar a las importaciones de autos de Alemania, Canadá, Corea, Japón, Reino Unido y de los demás exportadores.
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Asimismo, Estados Unidos podrá fortalecer a su industria automotriz si logra impulsar un crecimiento de la capacidad instalada de sus plantas armadoras.
Un análisis elaborado por Óscar Silva, socio de Global Strategy Group en KPMG México, refiere que en 2015 se produjeron en Estados Unidos 11.8 millones de autos.
Sin embargo, se importaron 8 millones de unidades y se exportaron sólo 2 millones en ese periodo.
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El año pasado las ventas de vehículos ligeros en Estados Unidos cerraron en su nivel más alto de los últimos 10 años, al comercializarse 17.5 millones de vehículos, tendencia que continuará de manera sostenida aunque sí limitada.
Lo anterior significa que existe un déficit comercial de cerca de 6 millones de unidades entre el mercado estadounidense y el resto del mundo, refiere el documento de la empresa consultora KPMG.
México, el principal proveedor
En 2015, México fue el mayor exportador de autos al mercado norteamericano, con una participación de 26% en el total de las importaciones, con lo que superó por primera vez a Canadá y Japón.
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Esta situación no es gratuita, ya que obedece a las fortalezas de México como fabricante. Según el estudio Alternativas Competitivas, también elaborado por KPMG, los costos de producción automotriz en México son 12.3% más bajos que en Estados Unidos, 8.6% menores en comparación con Japón y 4.6% más baratos que Canadá.
Asimismo, la relación precio-calidad de la mano de obra mexicana es una de las mejores en el mundo, de ahí que marcas de autos de lujo consideran a México como pieza clave.
Óscar Silva destacó que, si bien Estados Unidos ha aumentado la utilización de su capacidad instalada de 72% en 2011 a 100% en 2015, la demanda creciente de autos y la ausencia de anuncios de incrementos importantes en su capacidad instalada provocarán que el déficit comercial continúe en crecimiento a largo plazo.
Por lo que un arancel generalizado a la importación de vehículos mexicanos no tendrá el efecto previsto, a menos de que se apliquen gravámenes al resto de los vendedores de automóviles en Estados Unidos y de que se impulse un incremento de la capacidad instalada en un periodo corto de tiempo.
Los consumidores lo resentirán
Si Estados Unidos aplica dicho impuesto, tarde o temprano este costo adicional se trasladará al consumidor; mientras que si logra incrementar automáticamente su capacidad instalada, los autos tendrán un incremento aproximado de 8.6%.
“Es muy probable que los consumidores estadunidenses no apoyarán esta política, aunque esté acompañada por empleos e inversiones adicionales. Y las externalidades negativas pueden ser mayores que los beneficios previstos, e incluso pueden llegar al terreno político”, agregó Silva.
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El experto consideró que la única alternativa —además de una improbable reducción adicional a los márgenes de los fabricantes de equipos originales— consiste en absorber los incrementos en los precios mediante subsidios.
"Aunque Estados Unidos tiene mucho margen de acción, una prohibición unilateral a las importaciones de México será una solución limitada a un problema mucho más complejo. En suma, en el largo plazo los anuncios recientes no impactarán a una industria con más de 90 años de historia, ni a una dinámica comercial que se ha construido y fortalecido”, concluyó.