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Alimentación para animales, sujeta a la volatilidad y al TLCAN

Es paradójico que las empresas pecuarias dependan del exterior siendo la mayoría nacionales.
jue 20 julio 2017 08:50 AM
vacas alimento exportaci�n
vacas alimento exportaci�n - (Foto: iStock)

Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Síguelo en su cuenta de Twitter @IvanFranco555 . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(Manufactura) — La industria de alimentos para animales es una de las más importantes dentro de la cadena alimenticia humana. La seguridad en la crianza y en el desarrollo de los animales que consumimos requiere un estricto plan alimenticio, que, al mismo tiempo, debe maximizar la rentabilidad para el productor.

Los alimentos balanceados para animales pertenecen a una industria dinámica, donde participan cientos de empresas. Por esta razón, es importante proveer algunos datos de la industria, sus riesgos y posteriormente, vislumbrar algunas soluciones.

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La industria produce más de 35 millones de toneladas de alimento balanceado para animales al año, con un valor de mercado que sobrepasa los 250,000 millones de pesos. Todo, para alimentar a casi 2,000 millones de animales al año, la gran mayoría, pollos. México es cuarto lugar a nivel mundial en esta industria.

La industria de alimentación para animales equivale a 1.7% del PIB. Esta cifra incluye al mercado de alimentación para aves, bovinos, porcinos, caprinos, ovinos, peces y mascotas. Para darnos una idea, el valor de mercado de este sector es más grande que el de medicamentos para consumo humano.

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En total, existen al menos 6,000 variedades de alimento terminado, mezclas y aditivos que se comercian en el mercado mexicano. Donde, un total de 400 empresas se disputan un pedazo del pastel. Aunque en la práctica, aproximadamente 5% de las empresas son las que dominan las ventas.

De hecho, la competencia en esta industria tiene dos vertientes. Por un lado, se encuentran las empresas especializadas en la formulación y producción de alimento balaceado para animales. Y, por otro lado, están las empresas de autoconsumo. Es decir, los grandes productores de carne para alimentación humana que integran dentro de su proceso de producción, fábricas de alimentos balanceados para sus animales. Sorprendentemente, son éstas últimas, las que dominan al mercado de alimento balanceado pecuario.

Dependencia del exterior

México depende de insumos importados para la producción de los alimentos para animales. En 2016, cerca de 16 millones de toneladas de maíz, sorgo y soya vinieron del exterior, principalmente, de Estados Unidos. Por ello, la volatilidad cambiaria y otros choques que afectan la oferta, generan presiones para los productores mexicanos. Y no solamente para ellos, sino también para los productores de carne para consumo humano, el siguiente eslabón de la cadena.

Por ejemplo, cuando el precio internacional del maíz escaló a un máximo histórico en julio de 2012, hasta estabilizarse en octubre de 2014, la producción de carne de cerdo cayó -0.4% en 2014 y la producción de alimento para cerdos decreció -2.0% en volumen. Por su parte, la producción de carne de res sufrió dos caídas en la producción en 2013 y 2014, mientras que la producción de alimento para estos animales acumuló una caída de -18% en volumen en ese periodo.

El maíz es uno de los insumos que más se utiliza en la elaboración de alimentos balanceados para animales. Si, por ejemplo, quitáramos al maíz como ingrediente de los alimentos, el consumo nacional de maíz se reduciría a la mitad. Del consumo nacional de maíz (38.7 millones de toneladas), aproximadamente 17 millones de toneladas estuvieron dirigidas al sector pecuario.

El TLCAN y la seguridad alimentaria

En el marco del TLCAN y la atropellada retórica que lo rodea, México importó de Estados Unidos, 13 millones de toneladas de maíz amarillo (el que se utiliza para la alimentación pecuaria).

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Lo anterior nos sirve para lanzar un mensaje constructivo. La industria de alimentación para animales es prioritaria, considerando que muestra ciertas vulnerabilidades por los choques de la oferta, llámense, precios internacionales, precios nacionales, escasez de insumos, las crisis de salud del ganado y la competencia, entre otros.

Por estas razones -y otras más del mercado-, es importante plantear en una estructura de negocio que asegure el consumo y que aminore la volatilidad externa que afectan a los productores intermedios. Esto requiere tanto una estrategia individual, como un creciente cabildeo en materia pública. La solución pasa por regresarle la fuerza al campo mexicano, reduciendo la dependencia del exterior.

La mayoría de las empresas pecuarias son de capital nacional y venden solo en México. Por ello, es contradictorio que dependan del exterior y que paguen el costo de los choques en los precios internacionales. Casi todas las empresas de este sector comenzaron su actividad antes del tratado, cuando la economía mexicana era esencialmente proteccionista y planificada centralmente.

Lee: Lecheros piden ‘piso parejo’ en la revisión del TLCAN

Las cosas cambiaron a partir de la firma del tratado y México se convirtió en un país dependiente de Estados Unidos en el consumo de diversos insumos, incluido el maíz. Por ello, algunas asociaciones de productores del campo han apoyado una eventual salida de México del TLCAN. Los productores nacionales quieren quitarse ese peso de encima, ya que el apoyo que tiene el campo en Estados Unidos juega totalmente en su contra.

La seguridad alimentaria debe ser un tema prioritario en la agenda pública y en la renegociación del tratado, más aún cuando la cadena de producción nacional es tan amplia, vulnerable y dependiente de los choques externos.

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