Datos, la nueva veta petrolera para la industria
Nota del editor: Esta columna se publicó originalmente en la edición 260 de la revista Manufactura, El líder ideal, correspondiente a agosto de 2016.
(Manufactura) — Tradicionalmente, la manufactura se ha entendido como la generación de valor a partir de la producción de objetos, pero la supervivencia de las manufactureras en el futuro pasará por entender que hay que mudar de “fabricar productos” a “capturar valor” en ecosistemas más amplios en los que tendremos que competir con armas distintas de las acostumbradas.
Los productos exitosos serán aquellos que estén conectados a la red, que extraigan datos en tiempo real, y den información sobre su estado y/o el entorno donde estén inmersos. Desde un simple pulsímetro digital que ofrezca datos sobre la tensión arterial del paciente (y sobre su propio estado operativo) hasta una fábrica digital llena de sensores interconectados, todos los productos generarán una gran cantidad de datos que producirán nuevas fuentes de ingreso para quien los sepa explotar.
¿A quién le puede interesar la data que generan todos los pulsímetros digitales?... seguramente las aseguradoras, el gobierno y otros actores estarían encantados de poder acceder a esa información, pagando por ella y generando nuevas fuentes de ingreso para un fabricante que, unos meses antes, solo desarrollaba aparatos analógicos no conectados.
A eso me refiero cuando hablo de ecosistemas ampliados. Los fabricantes deberán entender dónde juegan ahora, dónde pueden jugar en el futuro y qué capacidades deben desarrollar o asociar para tener éxito. El denominador común de este cambio, con independencia del sector, industria o producto en el que se opere, son los datos.
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Para hacernos una idea de volumen, tengamos presente que en 2010 se generó en el mundo el primer zettabyte de datos, que equivale a 36 millones de años de video en alta definición. Para 2020 se prevé que se generen 44 zettabytes de datos, es decir, 1.5 billones de años de video en alta definición. Se estima que la cantidad se duplique cada dos años.
Los datos fungirán en el siglo XXI como el petróleo en el pasado; serán un caudal inagotable de riqueza y oportunidades. Su explotación abrirá nuevas oportunidades comerciales y laborales, y tendrán un impacto significativo en la riqueza de los países.
Las empresas deberán disponer de nuevas habilidades y talentos seguramente no presentes en sus organigramas actuales. Al igual que en el sector petrolero se requieren ingenieros especializados y tecnologías intensivas, el trabajo sobre los datos requiere perfiles, competencias y tecnologías de manejo expertos. La buena noticia es que ese conocimiento es abundante y está disponible… para quien quiera aprovecharlo.
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*El autor es socio responsable de Innovación y Manufactura en Consultoría de Deloitte en México.