Un Pemex con poca producción petrolera
El ex titular de Petróleos Mexicanos (Pemex), José Antonio González Anaya, deja a la petrolera nacional con unas finanzas recuperadas pero con una producción de petróleo en mínimos desde 1981, tras menos de dos años al frente de la entidad pública del Estado.
Esta es la situación que asume su sucesor, Carlos Alberto Treviño.
La producción y exploración de crudo, en picada
El funcionario, que llegó a Pemex tras dirigir al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), asumió el cargo en un momento en que el precio del crudo se había hundido en pocos meses de 100 a 23 dólares por barril, lo que había puesto las finanzas de la petrolera en una situación delicada.
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En ese contexto, el primer anuncio de González Anaya —que sustituyó a Emilio Lozoya— fue un recorte de 100,000 millones de pesos (mdp) en el presupuesto de la petrolera nacional en 2016.
El ajuste, que logró cumplir, se concentró en las tareas de exploración y producción de hidrocarburos de Pemex, que ahora promedia cerca de 1.9 millones de barriles diarios de crudo, unas cifras no vistas desde 1981.
La parte que más sufrió fue la exploración. Por ejemplo, en el primer trimestre de 2016, había 41 equipos destinados a estas tareas, una baja del 50% respecto al mismo periodo del año anterior. Y este indicador se ubicó en solo 17 equipos en el tercer trimestre de este año.
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La baja en el ritmo de la exploración ha afectado las reservas, que se redujeron en 1,082 millones de barriles de petróleo crudo equivalente (bdpce) el año pasado, una caída de 10.6% respecto al dato de 2015.
Cae la producción de gasolinas
González Anaya también deja Pemex con un sistema nacional de refinación en sus niveles más bajos en la historia reciente, al menos desde 1990, cuando se tienen datos comparables.
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Cuando asumió el cargo, la elaboración de gasolinas y diésel promediaba 661,200 barriles diarios, y las importaciones eran de 544,300 barriles diarios. Con ello, el 45.7% del abasto nacional se cubría con compras al exterior.
Ahora, con datos de octubre, las seis refinerías de Pemex produjeron 179,500 barriles diarios, por lo que la petrolera importó el 76.6% de las gasolinas y diésel para abastecer al mercado mexicano. Es la mayor tasa de dependencia de compras en el extranjero desde que hay estadísticas.
El comienzo de las asociaciones
En el lado positivo, el funcionario concretó la primera asociación de Pemex con una empresa privada de toda su historia, para explorar y producir crudo de manera conjunta. Fue en el área de aguas profundas Trión, con unas reservas estimadas de casi 500 millones de barriles. Sin embargo, la inversión necesaria era de hasta 11,000 millones de dólares, y Pemex no podía realizarla sin ayuda.
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Tras esta alianza, Pemex delineó un renovado plan de negocios con el objetivo de concretar cerca de 160 asociaciones, también conocidas como farm-outs. La empresa ya cerró dos más este año en Ogarrio y Cárdenas-Mora, aunque no pudo conseguir socio en Ayín-Batsil. Ahora esperaba dejar encarrilados otros acuerdos en Chicontepec y en bloques de tierra, según su Plan de Negocios, pero de momento no se tienen noticias de estos.
El mismo plan prevé más de 140 asociaciones para 2018, pero hasta ahora sólo se ha concretado buscar un socio en aguas profundas para la licitación de enero del siguiente año.
Mejora en las finanzas
La administración de González Anaya al frente de Pemex ha logrado estabilizar las finanzas de la compañía en menos de dos años.
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La compañía registró un resultado neto positivo de 19,000 millones de pesos en los primeros nueve meses de este año, frente a los cerca de 264,000 mdp en pérdidas que acumuló en el mismo periodo de 2016.
Los ingresos de la compañía han pasado de 756,000 mdp a casi 1 billón de pesos en este periodo, gracias a la recuperación del precio del crudo durante 2017. Los gastos de la empresa también han aumentado, al pasar de 585,000 a 700,000 mdp.
Las mejores finanzas de la firma también se explican por un tipo de cambio más estable, lo que ha permitido utilidades por 174,000 mdp frente a las pérdidas de 178,000 mdp.
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El gobierno apoyó con fuerza las finanzas de la petrolera con reducciones fiscales, además de la negociación de las pensiones de sus trabajadores, un acuerdo firmado antes de la llegada de González Anaya, que ayudó a reducir su pasivo y contener el crecimiento de las obligaciones con sus ex empleados. (Por Edgar Sigler)