México retrocede en innovación
México tiene un motivo de pérdida de competitividad internacional, ya que en el Índice Mundial de Innovación (GII por sus siglas en inglés) de 2016 se ubicó en el lugar 61 entre 128 países, cuando el año pasado ocupó la posición 57.
A nivel regional, nuestro país ocupa el tercer puesto dentro de los países de América Latina y el Caribe.
Recomendamos: Bajo perfil de México en logística comercial
El GII, que publica la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y la Universidad de Cornell, calcula la capacidad de un país para promover el desarrollo económico mediante instituciones y estrategias creativas.
A nivel mundial la lista fue encabezada por Suiza, seguida por Suecia, Reino Unido, Estados Unidos, Finlandia y Singapur; mientras que en América Latina y el Caribe, Chile ocupó la primera posición, seguido por Costa Rica.
Potencial dormido
En su noveno año consecutivo, la publicación del GII destaca que la región latinoamericana tiene un potencial innovador que no ha sido explotado y que ningún país del área ocupa en el índice de innovación un lugar superior al que le otorga su Producto Interno Bruto (PIB).
Asimismo, pese a que varias economías latinoamericanas atraviesan periodos de turbulencia, es importante superar las limitaciones políticas de corto plazo y redoblar las inversiones en la innovación de largo plazo, comenta el reporte.
Recomendamos: Zapateros de Atenco estrenan centro de innovación
El índice calcula la innovación en un país con el promedio de dos subíndices.
El primero considera cinco elementos de la economía nacional que representan actividades de modernización: instituciones, capital humano e investigación, infraestructura, complejidad de mercado y complejidad de negocios.
El otro subíndice considera evidencia concreta de innovación, a través de resultados de conocimiento y de tecnología, y resultados creativos.
Investigación y desarrollo, con pocos recursos
El informe precisó que la innovación necesita de una inversión constante, por lo que lamentó las tendencias actuales en el mundo, que apuntan a una baja en el gasto de investigación y desarrollo.
Antes de la crisis de 2009, los recursos destinados a dicho ramo crecían a tasas aproximadas de 7%, en tanto que cifras recientes indican que en 2014 sólo aumentó 4%.
La OMPI asevera en el documento que, en el actual clima económico, debería ser prioritario descubrir nuevas fuentes de crecimiento e impulsar las oportunidades generadas por los innovadores globales.
Recomendamos: Inteligencia artificial, el futuro del juguete mexicano