Centro logístico, ¿a buen puerto?
Nota del editor: Este artículo se publicó originalmente en la edición 252 de la revista Manufactura , Especial Logística, correspondiente a noviembre de 2016.
(CIUDAD DE MÉXICO) – Uno de los objetivos de la administración federal era transformar a México en una plataforma logística global, apoyada en la construcción y renovación de terminales portuarias; pero las restricciones presupuestales complican el panorama.
De acuerdo con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), la meta para los puertos es duplicar la capacidad operativa actual y llegar a 536 millones de toneladas de mercancías en 2018.
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A menos de dos años de que concluya el gobierno actual, el avance es de 40%. "Los puertos son el eslabón más impor- tante para hacer de México una plataforma logística de clase mundial", afirmó en su oportunidad Guillermo Ruiz de Teresa, coordinador de Puertos y Marina Mercante, cuando anunció el proyecto de modernización de los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas.
Ambas terminales han duplicado su capacidad operativa, al alcanzar un movimiento de 55.33 y 60.51 millones de toneladas, respectivamente.
Contraste singular
El Programa Nacional de Infraestructura contemplaba tres nuevas obras en los puertos de Matamoros, Tamaulipas; en Guaymas, Sonora, y la construcción del nuevo puerto de Veracruz, así como cinco ampliaciones en Campeche, Yucatán, Tamaulipas y Mazatlán, en Sinaloa.
De acuerdo con expertos, los puertos nacionales más relevantes en materia lo- gística son aquellos que se ubican en los llamados "corredores económicos interoceánicos multimodales", diseñados para cubrir las zonas con mayor consumo y producción.
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Tal es el caso del puerto sinaloense; no obstante, sigue detenido por cuestiones presupuestales, lo que afecta directamente el desarrollo logístico de la región. Joana Chapa Cantú, doctora en economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) calcula que por cada millón de pesos no invertido se dejan de generar al mes 363,000 pesos de producción en Sinaloa, pérdidas por 240,500 pesos por servicios de operación y administración del puerto, y daños al transporte de carga en estados del corredor por 442,000 pesos de mercancías que no entran.
Sectores a la expectativa
Para 2017 se estima un gasto en infraestructura portuaria de 1,170 millones de pesos, una reducción de 51% con respecto a 2016. Gustavo Arballo Luján, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), considera que sacrificar el gasto en infraestructura daña la competitividad de distintos sectores, como el automotriz, que exporta, a través de los puertos, la mitad de los 2.2 millones de vehículos que produce.
Eduardo Solís, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), confía en que aumentará la capacidad logística del país para atender la dinámica del sector, que producirá casi cinco millones de vehículos en 2020.
Ramiro Páez, presidente de la Asociación Mexicana de Concreteros Independientes (AMCI), lamenta el retraso de algunos proyectos portuarios anunciados a inicios del sexenio por parte de la SCT. "Hacer infraestructura es pavimentar el desarrollo económico", sostiene.
Considera indispensable que se tomen medidas contracíclicas para retomar el camino de la inversión. "Los programas y proyectos que se están anun- ciando se están quedando únicamente en la parte de la inversión privada, que necesita certidumbre económica", admite.