El sector aeroespacial no sólo es cosa de hombres
Nota del editor: Este artículo se publicó en la edición 244 de la revista Manufactura, 'Cadenas productivas incompletas' , correspondiente a marzo de 2016.
Jatziri Barrios es socia fundadora de la división aeronáutica de la firma Especialistas en Turbopartes (ETU), una compañía mexicana que nació en Querétaro para producir turbomaquinaria, pero que en 2009 incursionó, bajo su liderazgo, en la producción de componentes para trenes de aterrizaje. Actualmente, Boeing y Airbus están entre sus clientes.
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Barrios estudió Ingeniería Mecánica en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Querétaro, y empezó su carrera en el sector energético, hasta que tuvo su primer acercamiento con el sector aeronáutico en 2007, cuando estudió un diplomado en motores de propulsión en Alemania. “Esto me abrió un nuevo panorama”, asegura.
Cuando regresó a México, dejó su empleo como ingeniera de proyectos en una compañía dedicada a la fabricación de componentes para máquinas del sector de petróleo y gas y empezó a trabajar en Snecma America Engine Services (Sames), una firma del Grupo Safran, dedicada a la reparación de motores de propulsión.
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En 2009 llegó a ETU, como ingeniera de proyectos de desarrollo tecnológico. Para ese momento, un clúster aeronáutico florecía en Querétaro: empresas como la canadiense Bombardier y la francesa Safran habían instalado plantas en la entidad, con lo que abrían un abanico de posibilidades para las empresas mexicanas, como ETU. “Buscaban proveedores locales para reducir costos y nosotros queríamos insertarnos”, dice Barrios.
Empezar desde cero
Como directora del área de desarrollo tecnológico en ETU, Barrios fue la encargada de trazar la estrategia para incursionar en el sector aeronáutico. “Decidimos hacerlo con piezas críticas o de materiales exóticos, por ejemplo, de titanio”, explica.
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Esto no fue casualidad, por aquellos años, 2008, los fabricantes de aviones empezaron a sustituir componentes de acero por otros más resistentes y ligeros, hechos de titanio. Los modelos Boeing 777 y Boeing 787 que salieron en ese año incorporaban en su estructura 18% de titanio.
Fabricar estos componentes representó todo un reto para la firma mexicana de 120 empleados. “Para empezar, tuvimos que dominar muchos temas técnicos, por ejemplo, deformación de materiales”, dice. “Además, desarrollamos el área desde cero: construimos una célula de manufactura especialmente para aeronáutica, la certificamos, contratamos ingenieros y los capacitamos”.
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Después de arrancar la división aeroespacial, Barrios tuvo que ganar la credibilidad de su equipo, conformado por 12 personas, todas del sexo masculino. “Tuve que demostrar conocimiento y capacidad para ganarme mi lugar en un ambiente predominantemente masculino”, dice.
Luego hubo que obtener la confianza de los clientes, esto es empresas de Estados Unidos y Canadá que exigían a sus proveedores certificaciones, infraestructura, capital humano especializado. “Tuvimos que demostrar que podíamos hacer piezas y componentes con la calidad que nos exigían y en los tiempos que requerían”.
Viento a favor
La inversión del sector aeroespacial en México ascendió a alrededor de 240 millones de dólares (mdd) en 2015, según datos de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (Femia). En 2015, Spectrum y Craft Avia fueron algunas de las firmas que anunciaron nuevas plantas o expansiones. Querétaro captó 45% de esta inversión y actualmente existen 33 empresas del ramo en la entidad.
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“Esa es una muy buena noticia. Vemos mucha oportunidad de incrementar la cartera de clientes y aumentar nuestras exportaciones”, dice Barrios. “Tenemos experiencia y estamos familiarizados con los requerimientos y las normativas aeronáuticas”, añade.
La división que encabeza tiene varios proyectos en puerta. “Estamos por arrancar la producción de una pieza para trenes de aterrizaje para el Airbus A320.
Tardamos 18 meses en desarrollar el proyecto, desde la ingeniería, generar infraestructura, comprar maquinaria, capacitar ingenieros y validaciones”, explica.
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“También este año (2016) vamos a empezar a fabricar piezas para motores de propulsión”, añade.
La ejecutiva asegura que las armadoras tienen necesidad de generar redes de proveeduría locales. “Esto desde luego es una oportunidad para las pymes mexicanas, y nosotros queremos aprovecharla”.