Un Fénix farmacéutico
Nota del Editor: El artículo completo lo puedes consultar en la edición 256 de la revista Manufactura, Especial Promesas de la Ingeniería mexicana, correspondiente a abril de 2017.
José Manuel Caamaño conoció la filosofía que cambiaría su vida en 2011, cuando comenzó a ocupar el cargo de director general de Takeda en México. El ‘takeísmo’ —señala convencido— ha contribuido al éxito de la farmacéutica japonesa que llegó al país hace seis años tras adquirir Nycomed.
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Regresar a los “valores centrados en el ser humano para poder vivir en convivencia”, afirma, se traduce en mejorar la salud de las personas por medio de productos innovadores.
Como parte de su filosofía, su planta de 10,000 m2 en Naucalpan, Estado de México, pasó por una renovación total que inició en junio de 2015 y concluyó en abril del siguiente año, dando nuevos bríos a sus operaciones.
Tras 11 meses de intervención, la planta reabrió sus puertas con colores emblemáticos que aluden al país del sol naciente: rojo por fuera y blanco por dentro.
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El rediseño del inmueble, inaugurado en 1964 y con varias remodelaciones menores en su historial, buscó cumplir con las buenas prácticas de manufactura (GMP, por sus siglas en inglés) para la industria farmacéutica regulada por la NOM 059.
“Se realizaron mejoras para agilizar procesos como la distribución de áreas, eficiencia de flujos y acabados más modernos”, comenta Alberto Martínez, gerente de Ingeniería y Seguridad de la empresa.
Planta reloaded
Pese al tiempo de vida, las condiciones estructurales del edificio se mantuvieron intactas debido al buen estado que presentaban. “Se mantuvo el cascarón… todo fue remodelación interior”, agrega.
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El proyecto de renovación de la planta, propuesto en 2014, partió de demoler las instalaciones anteriores para volver a construir una nueva planta en el mismo sitio, con mayor tecnología y calidad.
La estructura tiene un sistema de paneles autosoportados de lámina que permite que la edificación sea más rápida y al mismo tiempo asegura una mayor facilidad de limpieza y reparación, sin afectar la producción.
En noviembre de 2016, a siete meses de su inauguración, los resultados se vieron reflejados en un aumento en la capacidad productiva a escala nacional, con hasta 32 millones de medicamentos, entre los que se encuentran gastrointestinales, metabólicos, medicina especializada y ginecología. Pese al freno en la producción que representó la obra, la empresa no recortó personal.
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Su equipo de colaboradores —actualmente conformado por 100 personas— estuvo en capacitación durante nueve meses sobre cultura laboral y tendencias tecnológicas que requiere el sector.
