¡Andrés Manuel! revisa los contratos petroleros y verás que no son malos
Nota del editor: Miriam Grunstein es profesora e investigadora de la Universidad Panamericana. Es académica asociada al Centro México de Rice University, coordinadora del programa de Capacitación al Gobierno Federal en materia de Hidrocarburos que imparte la Universidad de Texas en Austin y socia fundadora de Brilliant Energy Consulting. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.
En víspera de las elecciones, los que brindamos por el nuevo modelo energético pasamos por un momento de sobriedad. Las encuestan indican que, ahora sí, viene el 'Lobo' a devorarse la reforma. Así hemos dejado de alzar las copas hasta nuevo aviso. Hasta una vez más no llegue el 'Lobo' o que, al menos, si se presenta, se sume al banquete en lugar de devorar a los invitados. Si llegara a la presidencia, la neoliberal que escribe le da la bienvenida y lo exhorta a que considere lo siguiente.
Leer: Sector privado exige a candidatos que respeten los contratos petroleros
Primero, en su calidad de presidente está más que legitimado para revisar los contratos de exploración y extracción de hidrocarburos, con la precisión de que todos lo estamos. Estos han sido periódica y consistentemente publicados en la bóveda digital de Rondas México, administrada por la Comisión Nacional de Hidrocarburos, y que puede ser consultada por cualquiera en todo momento.
Así, llama la atención, que si tanto le preocupaba rescatar a la Nación de un esquilmo, no haya hecho este escrutinio antes. De cualquier forma, me parece positiva su iniciativa de revisar los contratos por muchas razones, si es que efectivamente pretende analizar si sus condiciones son favorables para la Nación. Ya verá que lo son, tal vez en demasía, al grado de dudar de su factibilidad.
Recomendamos: AMLO quiere que el sector petrolero se enfoque en refinación
En muchos de los contratos las ofertas de las empresas son tan altas que cabe la duda de si éstas podrán cumplirlas. Aun con el alza de los precios internacionales del crudo, uno se pregunta cómo van a hacer para pagar contraprestaciones al Gobierno que los dejan con miserias, verbigracia, como 10% de la utilidad operativa de cada barril producido. Por ejemplo, la empresa italiana ENI, al ganar el contrato costa afuera en la segunda licitación de la Ronda 1, ofreció algo más que 80% de sus utilidades más impuestos.
El clamor en la sala del fallo estalló al presentarse la oferta y el Gobierno pudo jactarse de haber traído a una italiana con oro a manos llenas a cambio de aceite vil. ¿Será esa la razón por la que ella ha buscado las perlas, no de la virgen, sino del reino de Qatar al que le vendería hasta 35% de su proyecto? Tal vez sola no pueda cumplir su promesa.
Fuera de este caso en particular, hay muchas ofertas que levantan las cejas, pues se trata de compromisos muy altos, tanto de retribuciones al Estado, como de inversión. Además, la carga regulatoria es onerosa para las empresas puesto que, si no le piden permiso a la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), de nada les servirá pedir perdón. O remedian su falta o los amenaza la rescisión.
Leer: Los contratos petroleros de México están respaldados por la ley
Anda, Andrés Manuel, revisa los contratos y te darás cuenta de que no hay nada en ellos que realmente amenace los intereses de la Nación, siempre y cuando los hagas valer letra por letra. Tu peor error sería zafarlos de sus compromisos. Es posible que les duela más que los hagas cumplir.
Si alguna empresa tenía en mente que las ofertas eran solo para entrar, pero que en algún lugar habría manera de escapar de sus obligaciones, persíguelos con el largo brazo de la justicia y sujétalos con las cadenas del derecho. Tu mejor apuesta es ceñirte al Estado de derecho y hacerlos cumplir. El lema de tu Gobierno debe ser Pacta Sunt Servanda, esto es, los pactos se hacen para ser respetados.
Recomendamos: Durante décadas Pemex fue el rey…
Así, Andrés Manuel podrás ser el presidente que recordaremos por enaltecer la ley y las instituciones y las empresas petroleras, que tan generosamente deberán pagar hasta el último centavo que le deben a México.