Las inversiones manufactureras en México ante la reforma fiscal de EU

Nota del editor: Jorge García González es socio de Impuestos, EY México; Giovanna Pantoja Ríos es Senior de GCR, EY México. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de sus autores.

(Manufactura) — La aprobación de la reforma fiscal en Estados Unidos ha dado lugar a diversos puntos de vista sobre los cambios significativos en materia fiscal y operativa que podría representar para algunos de los sectores productivos más importantes en México.  

En un contexto como este, se pueden cometer diversos errores si se pretende analizar la reforma fiscal estadounidense de manera aislada, por ello, resulta fundamental tomar en cuenta las distintas perspectivas que la integran, ya que por ejemplo, si bien se habla de una reducción de la tasa corporativa del 35 al 21%, pocos toman en cuenta que deberán contemplarse posibles cargas fiscales adicionales para las compañías a nivel estatal y municipal, así como otras restricciones en deducciones.

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En el caso de la industria maquiladora, que puede ser ciertamente vulnerable ante estos hechos, los costos y aspectos de operación tendrán que ser evaluados, tal vez en un término de un año, pero ciertamente no existe un plazo específico para ello, por lo que el desempeño económico y político de México será un factor relevante en la canasta de análisis.

Recordemos que nuestro país ha creado diversos programas que han impulsado la generación de empleos, así como la atracción y retención de inversionistas, por lo que ha adquirido un factor relevante para la economía. El más claro ejemplo es el programa IMMEX (Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicio de Exportación), el cual ha permitido disminuir costos logísticos, salariales y administrativos, además de beneficiar a empresas extranjeras en sus operaciones porque ha hecho de México un país atractivo y competitivo con costos de producción bajos.

Ante la reforma tributaria estadounidense, este no será el único factor a considerar de cara a una posible inversión o expansión de las ya existentes. El nivel de tributación y la implementación de medidas como la depreciación acelerada en la multicitada reforma, ponen a consideración la viabilidad de invertir con base en una decisión de costos o mano de obra calificada y barata. Es una realidad: el aspecto fiscal también es un jugador activo.

México puede continuar siendo atractivo para los inversionistas tomando en cuenta otros factores que no sean costos laborales y de seguridad social que, en efecto, son mucho más bajos que en los Estados Unidos y que ya no serán los únicos a considerar en una decisión de inversión o expansión. En efecto, su potencial crecimiento, aunado a las reformas emprendidas en varias áreas y acompañadas con una transformación en materia de seguridad y de una reforma fiscal competitiva, nos mantendrá sin lugar a dudas en uno de los destinos más importantes para los inversionistas.  

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No obstante a raíz del posible impacto de la reforma fiscal que se comenta, deberán de tomarse en cuenta otros factores no tributarios para tomar una decisión adecuada, entre los que se encuentran la situación política y la seguridad jurídica del país.

Una premisa a tener presente es que no importando el tipo de sector (manufactura, servicios, etc.), algunos de ellos podrían verse beneficiados y otros perjudicados. ¿De qué depende? Del conjunto de factores que engloben cada transacción o inversión.

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Una de las tareas prioritarias que deben atender las empresas mexicanas con inversiones en los Estados Unidos y, desde luego, las subsidiarias de empresas estadounidenses en México, es elaborar un modelo con proyecciones y cifras que ayuden a tener un mejor análisis de los impactos financieros que la reforma estadounidense estaría generando en cada sector en particular.

Cualquier industria que pretenda expandir sus inversiones en México o en Estados Unidos, necesariamente va a tener que poner atención a la reforma fiscal estadounidense.