Jatropha, una promesa inmadura
A fines de la década pasada, el biodiésel producto de la extracción de semillas de la jatropha era una promesa que traería una opción de ingresos a los agricultores y una vía para disminuir la producción de gases de efecto invernadero. Sin embargo, las buenas intenciones chocaron con la realidad del campo y la producción actual es de una fracción minúscula de lo que se prometió.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, en 2013 se sembraron 2,995 hectáreas de jatropha en México, apenas 13% de lo que inicialmente se cultivó en la década pasada.
Jorge de la Vega, antiguo asesor de empresas productoras de jatropha, considera que el futuro de esta planta es poco alentadora: "sólo a nivel local en algunas comunidades rurales (se usará) para generar y cogenerar electricidad con biodiésel".
En 2007, el Poder Legislativo aprobó la Ley para la promoción y el desarrollo de los bioenergéticos, que estableció la creación de una Comisión de Bioenergéticos y un Programa de Introducción de Bioenergéticos, coordinado por la Secretaría de Energía.
Respecto al biodiésel de jatropha, se buscaba introducirlo como aditivo en el diesel de Ultra Bajo Azufre (uba), usado en autobuses de última generación, empleados en sistemas de transporte público como el Metrobús de la Ciudad de México.
El potencial
Las autoridades calcularon que hasta 2.6 millones de hectáreas eran aptas para el cultivo de la jatropha, especialmente en algunos estados del sur del país, según un estudio elaborado por el Colegio de Posgraduados en junio pasado.
En el análisis, los investigadores Ofelia Andrea Valdés, Arturo Pérez y Caupolicán Muñoz encontraron que entre 2009 y 2012, 5,164 campesinos y cinco empresas cultivaron 22,984 hectáreas de jatropha en dichos estados, algunos con apoyo monetario de los gobiernos estatales y la Comisión Nacional Forestal (Conafor), quien además del dinero les proporcionó semillas.
Aunque la planta crece en México de forma espontánea, según los investigadores del Colegio de Posgraduados, las autoridades decidieron traer semillas de India y Tailandia que prometían un mejor rendimiento de aceite.
Estas variedades tuvieron rendimientos de 25% de lo sembrado debido a la falta de germinación y las plagas. Mientras, los subsidios de la Conafor sólo se podían renovar si el agricultor demostraba la sobrevivencia de 70% de las plantas sembradas.
Y mientras en el campo las plantas se secaban, el comprador principal, Pemex declaró desiertas las subastas de bioetanol planeadas para los años 2011 y 2012 por tener un precio superior al presupuestado.
Peor aún, los proyectos estatales de producción de jatropha comenzaron a ser víctimas de problemas políticos: tan sólo en Chiapas, entre 2006 y 2008 la entidad coordinadora de éstos proyectos (Comisión de Bioenergéticos) cambió de nombre cinco veces y terminó desvaneciéndose.
Sin embargo, la jatropha no está condenada al olvido. Biocom construirá en Quintana Roo una planta procesadora de biocombustible, que usará aceite de cocina usado y jatropha, proveniente de de una plantación de la firma en Yucatán.