Pineda Covalín: cultura mexicana impresa en seda

Las colecciones de Pineda Covalín incluyen diseños inspirados en conceptos como el papel picado, la muñeca otomí, los alebrijes, la mariposa monarca, el bordado tzotzil y otomí, y la flor de nochebuena.

Para crear sus diseños, Ricardo Covalín y su socia Cristina Pineda retoman un concepto ya existente, como una pintura de Frida Kahlo, un bordado huichol, un agave o a la virgen de Guadalupe, y lo reproducen en distintos materiales –seda, chiffon, plata, piel- para luego confeccionar con ellos diversos artículos.

Nuestro trabajo consiste en reinterpretar las tradiciones mexicanas para crear a partir de ellas productos sofisticados y contemporáneos que puedan tener lugar en la vida cotidiana. Así, por ejemplo, hacemos de un textil típico una prenda que corresponda a las necesidades actuales –como comodidad o practicidad- de los consumidores, dijo el diseñador.

“Nosotros diseñamos el estampado de las telas, las mandamos producir y finalmente buscamos quien nos confeccione con ellas distintos artículos. Y es que como nuestro catálogo de productos es muy diverso –va desde una mascada hasta un sillón- se nos hace mucho más fácil buscar maquiladores externos que montar una fábrica. Así nosotros nos enfocamos, como diseñadores, al diseño y dejamos la producción a la industria”, aseguró.

Esta marca atiende a un nicho de mercado específico, el turístico, así como a consumidores nacionales que valoran aquello que evoca a la cultura mexicana. Por esta razón, las prendas se venden en museos, aeropuertos –como el de la Ciudad de México, Monterrey, Cancún, Cozumel y Puerto Vallarta- y hoteles, como el Quinta Real. Además tienen puntos de venta en Estados Unidos, Brasil, Chile, España, Reino Unido, Suiza, Australia y Francia, país donde trabajaron una colección especial para el Museo de Quai Branly.

En cuanto a los canales ‘tradicionales’ de comercialización, en México distribuyen sus productos en tiendas departamentales, como Palacio de Hierro, y boutiques.