Deslocalizar fábricas de México ¿utopía de Trump?
Regresar plantas manufactureras de empresas estadounidenses instaladas en México a su país de origen -como propone el candidato republicano Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos- no constituye una promesa fácil de cumplir por razones principalmente económicas, según expertos consultados.
Legalmente los acuerdos comerciales y de inversiones, como el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), siempre dejan una puerta abierta para que cualquiera de sus miembros los abandonen o los revisen si lo consideran pertinente –la reciente salida del Reino Unido de la Unión Europea es el ejemplo más reciente-, pero en la práctica esta posibilidad luce más cuesta arriba.
Israel Morales, director del Comité de Comercio Exterior y Aduanas del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index), hace ver que varias compañías han migrado sus plantas manufactureras de Estados Unidos a México, porque les permite competir exitosamente en términos de costos con otras regiones del mundo y mantener su crecimiento.
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“En el discurso político se promete mucho, pero en la práctica deberá evaluarse con mucho cuidado lo que cada corporativo y empresa deberá hacer para seguir siendo competitiva”, dice el experto.
Mario Hernández, socio del segmento de industria manufacturera y maquiladora en la consultora KPMG, coincide en este punto.
“El motivo por el que hay empresas estadounidenses en México consiste en aprovechar la economía de escala, para poder estar en un nivel de competitividad similar al de las empresas japonesas, alemanas, taiwanesas y coreanas. Muchas plantas manufactureras están en México para buscar mano de obra más barata y operar desde un lugar más cercano a los mercados de destino”.
En opinión de Hernández, deslocalizar una planta “es una decisión de mucho peso, que no se puede tomar de una manera tan sencilla. Al final de cuentas, todas estas empresas deben dar resultados a sus inversionistas, pues trabajan para estos y tienen que justificar por qué tomar la decisión de irse de un país a otro es económicamente viable y en qué medida les va a permitir seguir siendo redituables”.
Negocios son negocios
Los expertos consultados coinciden en que renegociar o abandonar tratados como el TLCAN es posible desde el punto de vista legal. Sin embargo, atajan que la decisión de instalar, trasladar o regresar empresas de un país a otro no es facultad gubernamental, sino de los inversionistas. Además, refirieron que modificar un tratado comercial también tiene un impacto macroeconómico que puede afectar a las empresas.
“La posibilidad legal de que Estados Unidos se salga del TLCAN existe. Sin embargo, esta opción se antoja muy difícil. Trastocar las variables macroeconómicas, a través de una decisión de este tipo, pareciera ser demasiado arriesgado para Estados Unidos, debido a los daños que causaría en los mismos capitales norteamericanos y al efecto dominó en la economía mundial”, refiere Israel Morales.
Foto: Cuartoscuro
El representante empresarial recuerda que la reciente decisión de los británicos de salirse de la Unión Europea no está bien vista en el mundo. “En la mente de muchos la estrategia no ha sido inteligente, se ve como un capricho de un segmento de la sociedad, eso está poniendo nerviosos a muchos capitales y el efecto ha sido negativo”, comenta Morales.
Desempleo como excusa
Mario Hernández reconoce que existen ciudades estadounidenses que tuvieron tradición manufacturera y que actualmente tienen un alto índice de desempleo, porque no se han recuperado.
No obstante, explica que para absorber los empleos que se crearon en el exterior, las empresas estadounidenses que regresen sus plantas deben estar dispuestas a asumir mayores costos o los trabajadores a ganar menos, pues en México, por ejemplo, el salario mínimo es diez veces más bajo que en Estados Unidos.
“Estados Unidos tiene un problema de desempleo muy serio, pero no será forzando a empresas a que regresen a este país que lo resolverá, sino a través de políticas de incentivos que los estados deben estar dispuestos a financiar”, dice Hernández.
Israel Morales agrega que “si Estados Unidos pretende hacer crecer el empleo debe ver a México como aliado”, especialmente desde una perspectiva de competencia global. Esto es que si Washington quiere atacar a Asia, a través del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), México y Canadá son sus socios estratégicos naturales.
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