¿Cómo fue que BlackBerry dejó de producir teléfonos?
Desde una oficina ubicada arriba de una tienda de bagels de Waterloo, Ontario, BlackBerry llegó a ser una de las marcas líderes en el mundo, un símbolo de estatus social imprescindible que cambió de manera adictiva la forma de comunicarse.
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Su ascenso fue fugaz. La empresa que alguna vez dominó el mercado mundial de los teléfonos inteligentes fue superada por los rivales que alguna vez subestimó.
Después de llegar a un máximo de 52.3 millones de dólares (mdd) en ventas de teléfonos móviles en 2011, apenas apareció en el radar con 3.2 mdd en ventas de teléfonos móviles en el año fiscal más reciente, y a finales de septiembre, BlackBerry renunció a diseñar y producir sus teléfonos inteligentes , al encargarle esas tareas a terceras empresas.
Ascenso vertiginoso
En muchos sentidos, los problemas de BlackBerry fueron el resultado obligado de su rápido e improbable éxito. La pequeña empresa se catapultó hasta las Grandes Ligas en la década de 2000 tras lanzar el primer comunicador de correo electrónico de mano del mundo, después de languidecer durante años en Waterloo mientras su fundador e ingeniero en jefe, Mike Lazaridis, analizaba una variedad de dispositivos móviles.
El éxito llegó con tanta rapidez que abrumó a la empresa de una sola planta, la cual se apresuró para poder satisfacer la creciente demanda mundial y abrir nuevas instalaciones.
En algunos sectores, las ventas crecieron hasta 20% con respecto al trimestre anterior, con lo que impulsaron un ritmo frenético de contratación de nuevo personal, que a menudo llegaba en autobuses para asistir a las sesiones de orientación para los "nuevos contratados" del lunes.
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Esas presiones distrajeron a los líderes de la empresa del brutal maratón tecnológico que permitía poco margen de error en ese entonces.
Lazaridis y su equipo obtuvieron su éxito inicial al diseñar nuevas técnicas para ahorrar ancho de banda en las raquíticas redes de datos. Su otro éxito: un teclado cargado de funciones que a los principiantes les facilitaba navegar y comunicarse por correo electrónico móvil.
Falta de visión
Pero a medida que se enfocaban a mantener el ritmo para satisfacer la creciente demanda del popular dispositivo, con el alias de CrackBerry, Lazaridis y su co-presidente ejecutivo Jim Balsillie dejaron de prestarles atención a sus competidores más importantes de Silicon Valley, que los superaron rápidamente.
Cuando Lazaridis le hizo una autopsia al primer iPhone de Apple en el verano de 2007, él se sorprendió de encontrar tanta potencia de cálculo dentro del elegante teléfono. El teléfono no tenía sentido, le dijo a su equipo. No había manera de que las redes pudieran manejar los videos, fotos y otro tipo de tráfico de internet que Apple les estaba prometiendo a los usuarios del iPhone.
Lazaridis y otros ejecutivos no captaron que su ambicioso y nuevo competidor había cambiado radicalmente las reglas del juego: Al firmar un acuerdo de exclusividad con AT&T, Apple le dio a la compañía de telefonía inalámbrica un enorme incentivo para optimizar sus redes.
Esas mejorías permitieron que los usuarios del iPhone, que inicialmente tuvieron problemas técnicos en sus llamadas, jugaran ‘Angry Birds’ y descargaran aplicaciones que BlackBerry no pudo ofrecerles a sus clientes durante años.
El mercado volvió a cambiar en 2007, cuando Google anunció que iba a conceder licencias de su sistema operativo Android de manera gratuita a los fabricantes de teléfonos, con lo que le despejó el camino a los fabricantes de teléfonos globales como Samsung Group de Corea que finalmente le quitaron clientes a BlackBerry con sus teléfonos de menor costo.
Para 2012, Samsung ya era el fabricante de teléfonos inteligentes líder en el mundo.
La desesperación
Al incrementarse los problemas de la empresa y desplomarse su capitalización y cuota de mercado, para 2013 Lazaridis y Balsillie ya habían dejado la empresa.
Los tropiezos de BlackBerry eran tan graves que incluso Lazaridis se percató hace algunos años de que los teléfonos alguna vez omnipresentes estaban destinados a ser obsoletos.
Se llegó a preocupar tanto de que los teléfonos BlackBerry dejaran de producirse, que en 2013 compró todas las existencias de BlackBerry de una tienda de artículos electrónicos ubicada cerca de las oficinas centrales de la empresa.
El hombre que fue pionero en 1998 en los dispositivos manuales dijo que se abasteció de los teléfonos ese día porque "el pensamiento más aterrador. . . fue que no tuviera algún día un BlackBerry".
La participación del mercado mundial de teléfonos inteligentes de BlackBerry ahora se ha deslizado por debajo de 1%, una cuota diminuta alimentada por los usuarios leales que todavía se niegan a renunciar a su icónico teclado.
Al igual que Lazaridis, Balsillie es un usuario comprometido del BlackBerry. Su teléfono preferido es un BlackBerry clásico.
"Tendrán que arrancármelo prácticamente de mis manos frías y muertas", dijo a una audiencia de Toronto en 2015.