‘Efecto Trump’, arma de doble filo para la industria
En medio de la incertidumbre que viven las empresas industriales ante la política comercial que emprenderá el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, con México, se anticipan dos escenarios para las actividades industriales: uno difícil -sobre todo a largo plazo- para el sector automotriz y uno más optimista para el energético.
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En un análisis sobre los efectos que ha tenido el ‘efecto Trump’ para le economía mexicana, la calificadora Moody’s explica que las armadoras automotrices y de autopartes serán especialmente sensibles a una eventual imposición de aranceles a cargo de Estados Unidos, mercado a donde se dirige 80% de las ventas externas de automóviles hechos en el país.
Actualmente el sector automotriz representa 17% de la producción industrial de México, al tiempo que sus exportaciones contribuyen con 6% del Producto Interno Bruto (PIB).
Automotrices declinarán a largo plazo
México ha sabido aprovechar en los últimos años sus ventajas competitivas como capacidad de innovación, ubicación geográfica y productividad de la fuerza de trabajo. De ahí que, desde 2013, se ha visto la ampliación o la apertura de nuevas plantas de Nissan, Mazda, Honda, Volkswagen y Audi, refiere Moody’s.
En el corto plazo no se percibe un cambio radical en las ganancias ni en los esquemas de trabajo del sector, ya que no será fácil cambiar proveedores especializados, además del costo que representará trasladar centros de producción a otras regiones, después de haber realizado nuevas inversiones.
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Ante la eventualidad de que el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) sea renegociado o cancelado por Estados Unidos, México puede apelar a las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para limitar los aranceles que se impongan.
En este caso, las automotrices podrán conservar su cuota de mercado, pero se verán forzadas a reducir los precios. Sin embargo, Moody’s advierte que a largo plazo la inversión de la rama automotriz y de autopartes se reducirá en el país.
Pemex, menos expuesta
Otro panorama se percibe para el sector energético, a la luz de las declaraciones de Donald Trump, en el sentido de fortalecer la producción de hidrocarburos y de electricidad en Estados Unidos.
Ante la reforma energética, que permite la participación de particulares en exploración, extracción, ductos, refinación y ventas de gasolina, México puede beneficiarse de las inversiones que preparen los inversionistas norteamericanos.
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Asimismo, la posible modificación del TLCAN no tendrá un impacto significativo para la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), ya que los dos países se benefician de su intercambio comercial de petróleo y combustibles, considera Moody’s.
Varias refinerías de Estados Unidos importan petróleo mexicano para procesarlo y reenviarlo al otro lado de la frontera convertido en diferentes productos. Como se sabe, actualmente México importa alrededor de 60% de las gasolinas y del diésel que consume.
Si se diera el caso de que Estados Unidos comprara menos petróleo mexicano, esta materia prima tiene amplias posibilidades de ser comprada por otros países.
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Pemex está menos expuesto al ‘efecto Trump’, aunque sí puede verse afectado por un menor crecimiento económico del país, las presiones del balance fiscal del gobierno y las altas tasas de interés, lo que puede ocasionar deslabones en las finanzas de la paraestatal.
Ante el panorama intento y externo que enfrenta México, Moody’s revisó sus expectativas de crecimiento económico. En 2017 prevé un avance de 1.9%, menor al pronóstico anterior de 2.5%, y para 2018 anticipa un repunte de 2.3%, abajo del 2.7% previo.