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A un mes del sismo del #19S, esta fue la respuesta del sector industrial

Quiero Casa, Heineken, Honeywell, Pfizer y Traxión, entre otras, pusieron su 'granito de arena'
jue 19 octubre 2017 12:12 PM
remoci�n de escombros en CDMX
remoci�n de escombros en CDMX - (Foto: Notimex)

José Shabot, fundador y director general de la constructora y desarrolladora inmobiliaria Quiero Casa, estaba en su oficina de Ejército Nacional, en la Ciudad de México, cuando el martes 19 de septiembre, a las 13:14 horas, todo comenzó a moverse por un sismo de 7.1 grados.

Su primera reacción fue llamar al gobierno de la Ciudad para preguntar si podía apoyar en algo.

Quien respondió fue Salomón Chertorivski, titular de la Secretaría de Desarrollo Económico. “Me contestó como a 15 minutos del sismo y me dijo que estaba en Escocia y Edimburgo (en la colonia del Valle), en un edificio que se había caído. Me dijo que me fuera para allá y lo hice corriendo”, cuenta.

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Ese mismo día, Shabot comenzó a estructurar un plan de apoyo y armó un chat con otros desarrolladores de vivienda y constructores. Logró juntar a más de 300 empresarios, de firmas afiliadas al Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) y las cámaras Nacional de Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi) y de la Industria de la Construcción (CMIC).

“Nos llegaron camiones completos con herramientas”

Para entonces, había más de una decena de edificios derrumbados en la zona centro de la ciudad.

Dos horas después del sismo, los empresarios enviaban empleados, maquinaria y herramientas —grúas para levantar losas, cortadoras, rotomartillos, camiones— al estacionamiento de Comercial Mexicana, en la Colonia Del Valle.

En poco tiempo, juntaron más de 100 millones de pesos en herramientas, más toda la maquinaria que utilizaban en construcciones en la Ciudad de México.

“Nos llegaron camiones completos con herramientas de Truper y de ferreteros. Muchas empresas vaciaron los almacenes de sus obras para mandarnos todo lo que hiciera falta y se volvió el parque de materiales para la ciudad”, destaca Shabot.

Al margen de esta iniciativa, otras compañías pusieron su esfuerzo. La constructora española Aldesa, por ejemplo, también envió maquinaria y organizó 40 brigadas de entre 10 y 12 personas cada una, que ayudaron a quitar escombros en Jojutla, una de las poblaciones más afectadas de Morelos —donde tiene una oficina—, y en la capital.

En total, trabajaron en 23 viviendas, cinco edificios y dos escuelas, entre éstas, la Enrique Rébsamen, donde fallecieron 19 niños y seis adultos. “Aportamos hasta cuatro toneladas de material, operadores de planta, de grúas, maniobristas”, cuenta Mar Pedreño, directora de Comunicación y Responsabilidad Corporativa de Aldesa.

El sismo dejó más de 300 muertos en la Ciudad de México, Morelos, Puebla, el Estado de México, Guerrero y Oaxaca. Sólo en la capital, quedaron 44 edificios derrumbados, otros 30, en riesgo de inminente de colapso y casi 2,000, con diferentes afectaciones, según los datos al cierre de septiembre.

Igual que estos constructores, miles de voluntarios y cientos de empresas y directivos salieron a las calles a ayudar en los rescates y el retiro de escombros.

Según el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que agrupa a los principales organismos empresariales del país, en los ocho días posteriores al sismo, las compañías movilizaron más de 90,000 herramientas y material de construcción, 134 toneladas de comida y 1,300 camiones para transportar víveres y personal.

“Éstos son episodios que duelen, pero que pueden ser transformadores a nivel social, como lo fue el sismo de 1985. Salieron cosas buenas, como una sociedad y un empresariado organizados”, afirma Shabot.

“Si el empresariado continúa organizado para ayudar a la reconstrucción de la ciudad, no sólo se reconstruirá, también se regenerará”, añadió el empresario.

Cuando tembló, Juan Pablo Castañón, presidente del CCE, se encontraba en una junta en el piso 16 de la Secretaría del Trabajo, en Paseo de la Reforma.

“Nos movimos al área de los elevadores, que son las columnas estructurales más fuertes del edificio”, cuenta.

En cuanto pasó el miedo, se puso manos a la obra: llamó a las autoridades y a los presidentes de las agrupaciones empresariales, y comenzó a coordinar la ayuda.

“Las empresas respondieron inmediatamente, nacionales y extranjeras: empresas que buscaron dentro de su bodega los materiales que se estaban necesitando, empresas que establecieron centros de acopio, empresas que donaron pipas de agua cada tres o cuatro horas. Hay miles de casos”, destaca.

Grupo Expansión contactó a más de 30 compañías y empresarios que pusieron su ‘granito de arena’. Todos dijeron que no querían protagonismo, pero al final contaron sus historias.

Donaciones de equipo y servicios logísticos

La tarde de ese 19 de septiembre, Craig Breese, presidente de Honeywell Latinoamérica —la empresa manufacturera estadounidense especializada en productos de seguridad—, pasó varias horas al teléfono para coordinar el envío de 50,000 unidades de equipo de protección, como cascos y máscaras, a la Ciudad de México.

“Había muchos voluntarios, pero no tenían los equipos de protección adecuados. Vimos ahí una oportunidad para ayudar, ya que producimos este tipo de equipo en nuestra planta de Mexicali”, explica.

Esa misma tarde, la empresa movilizó este material en aviones de Aeroméxico, que se ofreció a transportarlo. El equipo llegó finalmente al campo militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que lo distribuyó a los rescatistas. Esa donación alcanzó un valor de 7,000 millones de pesos (mdp).

Eugenio Madero, director general de la firma de autopartes Rassini, es otro de los que decidió actuar. El día después del sismo, cargó camiones con alimentos, plantas de luz y herramientas para la remoción de los escombros.

Él y algunos empleados movilizaron la ayuda al Campo Marte, donde estaba uno de los cuatro centros de acopio del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Nacional.

“Todos hemos puesto nuestro granito de arena”, destaca Alejandra Méndez, directora de Imagen Corporativa y Relaciones Institucionales de Traxión, un grupo de transporte y logística con una flota de 5,000 vehículos.

“Hemos transportado de todo, no sólo víveres y medicinas, y lo hemos llevado a Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla y Estado de México”, agrega.

El apoyo llegó desde todas partes. Tras el temblor, la planta de KIA Motors en Nuevo León y sus 83 distribuidores se convirtieron en centros de acopio. “Transportamos 24,000 botellas de agua, 1,500 latas de atún, 1,500 latas de frijoles, 3,000 jabones personales y 3,000 paquetes de rollos de papel de baño”, detalla Horacio Chávez, presidente de KIA Motors México.

Según el directivo, las empresas tienen la capacidad de gestionar la ayuda de forma más eficiente y pueden alcanzar grandes volúmenes en poco tiempo y transportarlos rápidamente.

Producción acelerada

Dentro de la línea de producción de la planta de Heineken en Orizaba, Veracruz, hileras de latas azules y grises circulan por las bandas para ser empaquetadas en cajas de 24 que, agrupadas en tarimas de 14 niveles, completan un conjunto de más de 4,000 envases.

Pero no es cerveza, sino agua, que llegará a los distintos centros de acopio en los estados afectados por los sismos. En la única fábrica de la empresa que produce la marca Heineken en México, esta labor significa dejar de producir 2.5 millones de latas de cerveza.

La firma estaba preparada para esto desde hace tres años, cuando elaboró un plan de acción en caso de un desastre natural. “El agua potable es una de las solicitudes más frecuentes en esos momentos. Por ello, decidimos iniciar la producción de agua enlatada en nuestra planta de Orizaba”, cuenta Dolf van den Brink, director General de Heineken en México.

En 2015, puso en marcha los recursos adecuados y capacitó al personal y, un año después, realizó la primera producción de 50,000 latas. Ahora, su meta es producir y enviar un millón.

Alimentos, bebidas y medicinas han sido, además de maquinaria y herramientas, los productos más necesitados tras el sismo. De ahí que, gran parte de las empresas del sector, como Heineken, Grupo Modelo, Alsea, Kellogg’s, Bimbo, Gruma y Fomento Económico Mexicano (FEMSA), pusieron en marcha diversas iniciativas en menos de 24 horas.

Medicamentos para la emergencia

Las farmacéuticas también hicieron su labor. Ese 19 de septiembre, Rodrigo Puga, director general y presidente de Pfizer México, tenía un compromiso en Nueva York, pero cuando iba de camino al aeropuerto decidió dar la vuelta.

“En el trayecto de regreso a la oficina me conecté y empecé a organizar un comité de crisis”, cuenta. “Hemos entregado 33,000 unidades de medicamentos con productos como antibióticos, analgésicos y productos para tratar el estrés postraumático”.

Grupo Pisa, Boehringer Ingelheim y Roche también destacaron. “Los trabajadores han sido increíbles. Los centros de distribución de México y Guadalajara trabajaron hasta las tres de la mañana preparando paquetes de medicamento”, comenta Antonio Zavala, director de Relaciones Institucionales de Grupo Pisa.

Hora de reconstruir

Una vez pasadas las labores de rescate, llegó el momento de pensar en la reconstrucción. Para ello, el CCE creó el fideicomiso privado Fuerza México, que administrará y operará las donaciones de las organizaciones empresariales para la reconstrucción.

Se constituyó a través de Nacional Financiera (Nafin). “Es una historia que ilustra muy bien la cooperación del sector público con el sector privado en la atención de esta emergencia”, cuenta Luis Dantón Martínez, director general adjunto Jurídico y Fiduciario de Nafin. “La Secretaria de Hacienda comenzó a recibir llamadas y ofrecimientos de ayuda de México y de fuera de México. Y no queriendo desaprovechar esta oportunidad, convocó a una junta para que viéramos cómo podíamos estructurar un fideicomiso que recibiera estos recursos y que fuera lo más transparente”.

Los fines del fideicomiso, explica, son tres: la construcción y reconstrucción de vivienda, la rehabilitación y restauración del patrimonio cultural, y el desarrollo de equipamiento e infraestructura.

No contará con recursos públicos, sino que se nutrirá de las aportaciones privadas de México y del extranjero —empresas como Uber, Google y Facebook anunciaron ya que donarán dinero para la reconstrucción— y estará operada por el CCE, que conformó un comité técnico con representantes empresariales y directivos de organismos de transparencia y anticorrupción.

“Las empresas que quieren ayudar, requieren de un vehículo que aplique los recursos, y que éstos lleguen a la reconstrucción de viviendas, de hospitales, de escuelas”, dice Castañón.

Además, buscará sinergias con las fundaciones privadas que también apoyarán la reconstrucción. Por ejemplo, la Fundación Carlos Slim se comprometió a donar 5 pesos por cada peso que reciba a través de sus empresas.

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