A las manufactureras les faltan herramientas para resistir los riesgos
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La industria manufacturera carece de un análisis de información suficiente que le permita identificar cambios, amenazas, riesgos y oportunidades, conocido como “escaneo del horizonte”.
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BSI, organización británica fundada en 1901, creadora de la norma ISO, considera que los sectores aeroespacial y automotriz están entre los más vulnerables a nivel mundial.
BSI realizó junto con la Escuela de Negocios de Cranfield de Inglaterra el Primer Índice de Resiliencia Organizacional, para ofrecer a los líderes actuales un punto de referencia que los ayude a evaluar la aptitud de sus organizaciones y a hacerlas más resilientes, esto es que se puedan recuperar de las crisis económicas, naturales, sociales o geopolíticas.
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Según la información recabada en cuatro áreas (liderazgo, gente, proceso y producto), el sector de la construcción es el que mejor desempeño tiene, seguido por el cuidado de la salud y manufactura.
Este resultado se debe al “grado de autocrítica” que poseen las empresas que lo integran y a que pertenecen a “sectores altamente regulados”, explica Eduardo Muñoz, presidente de Grupo BSI en México y América Latina.
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“Hay aspectos del índice en los que su evaluación es muy baja, por lo que aún tienen diversos retos que cumplir para tener una mayor resiliencia organizacional", comenta.
Las cuatro áreas
El apartado de liderazgo contribuye a identificar las funciones y responsabilidades clave para los líderes. Incluye cuatro elementos: liderazgo, visión y propósito, riesgo reputacional, aspectos financieros y gestión de recursos.
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El riesgo reputacional es relevante, pues según una investigación del Instituto de Reputación, 23% de los consumidores sí comprarían productos de compañías con una reputación promedio; 38% comprarían en organizaciones con fuerte reputación y 77% lo haría en aquellas con excelente reputación.
Debido a que las personas, la cultura y los valores de una organización son determinantes en el éxito empresarial, el capítulo gente abarca la medida en la que se comparten los valores, las relaciones comunitarias y responsabilidad social, además de los niveles de conocimiento, entrenamiento y la medida en que todos los aspectos de la compañía, incluidas disciplinas como la calidad, salud y seguridad están alineados con la realización de la estrategia.
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Asimismo, a raíz de que las organizaciones necesitan un enfoque sistemático para los procesos de calidad, el índice en la sección de Proceso analiza los hábitos de excelencia en el desarrollo de productos y servicios, y cómo se introducen al mercado.
Está integrado por cuatro elementos: gobernabilidad y rendición de cuentas, continuidad del negocio, cadena de suministro e información y gestión del conocimiento.
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Por último, la parte sobre Producto refiere que las organizaciones deben comprender y anticipar cómo sus productos o servicios satisfacen las necesidades de los clientes. Es decir, las empresas deben escanear constantemente el horizonte, innovar y adaptarse al cambio.
Sobre el Índice
El índice realizado con información recabada de 1970 a la fecha, contó con la participación de países como Australia, China, India, Japón, Reino Unido e Irlanda y Estados Unidos.
Brinda 16 elementos agrupados en cuatro documentos de mejores prácticas sobre gestión de riesgos, gobernanza organizacional, resiliencia organizacional y gestión de riesgos de la cadena de suministro.
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El objetivo es guiar a las compañías de cualquier tamaño y giro a encarar eficazmente los retos que conllevan los nuevos modelos de negocio y la transición a la industria 4.0.
En opinión de Muñoz, las pequeñas y medianas empresas (pyme) comparadas con las grandes compañías se enfocan más en la innovación, las competencias y el acercamiento a la comunidad, pues son operadas por nuevas generaciones que tienen diferentes valores y visión del mundo.
Ellos saben que una compañía no tiene garantizada su permanencia en el mercado, a pesar de tener más de 20 años de operación.