La unión de Bayer y Monsanto traerá soluciones tecnológicas para el agro
La Comisión Europea aprobó el pasado miércoles la compra de la estadounidense Monsanto por la alemana Bayer en 62,500 millones de dólares (mdd). La integración de las empresas establecerá una compañía con el control de más de una cuarta parte del mercado mundial de semillas y pesticidas.
En México, los proyectos de esta fusión se enfocarán en el desarrollo e investigación de plataformas tecnológicas para los agricultores, en las que puedan manejar sus cultivos a partir de un dispositivo electrónico inteligente, destaca Laura Tamayo, directora de Asuntos Corporativos de Latinoamérica Norte en Monsanto.
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“Hoy por hoy, el agricultor toma 50 decisiones a la hora de sembrar. 50 decisiones estratégicas que van a medir si ese año hace dinero o no. Ahora vamos a ofrecer soluciones extraordinarias para el productor” que simplificarán su trabajo, agrega.
La farmacéutica Bayer espera convertirse en líder de productos agroquímicos con la venta de semillas y pesticidas de su división Bayer Crop, ya que al día de hoy la mayor parte de sus ventas vienen de la venta de farmacéuticos.
“La disminución de la eficacia de las semillas modificadas (las malas hierbas se vuelven cada vez más resistentes a ellas) está llevando a un creciente número de agricultores a preguntarse si vale la pena pagar una prima por ellas. En este contexto, Bayer espera que la adquisición de Monsanto le ayude a reducir costos y aumentar así su rentabilidad”, detalla Damian Shore, experto de Euromonitor, en un análisis.
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Bayer planea también lograr sinergias anuales aproximadamente 1.5 millones de dólares dentro de años, detalló en un comunicado de prensa.
¿Qué retos enfrentan las empresas?
En los últimos años, grupos ambientalistas y agrícolas se han opuesto a los acuerdos entre empresas del sector, como la unión de Dow y Dupont, así como de ChemChina y Syngenta, preocupados por su poder y su ventaja en agricultura digital, que puede decirles a los agricultores cómo y cuándo cultivar, sembrar, rociar, fertilizar y cosechar a partir algoritmos matemáticos.
En tanto, Monsanto —que produce semillas transgénicas, híbridas y convencionales para después venderlas a agricultores a nivel global— es una de las compañías más controvertidas del mundo. Incluso, el 23 de mayo de 2016 hubo una manifestación global en su contra, de personas en contra de los transgénicos.
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En México, Tamayo ha tenido que luchar para defender estos organismos genéticamente modificados. "Existe la Ley de Bioseguridad en México, que establece bajo cuáles mecanismos tú puedes sembrar organismos genéticamente modificados. Hoy por hoy no se puede sembrar maíz porque está en litigio. Podías sembrar soya, pero ahora no porque se revocó el permiso, y lo que sí sigue vigente es el algodón y el resto de los productos que vende Monsanto, como semillas de sorgo, de jitomate, de pimiento, de chiles y de lechuga", comenta Tamayo.
Ahora, la directiva busca informar a los agricultores y consumidores sobre los beneficios de estas semillas.
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"El 97% de la soya que consumimos en este país es importada y viene de Brasil, Argentina y Estados Unidos y es transgénica. Entonces, con esta clase de situaciones que no estudian el contexto, al único agricultor que están beneficiando es al de Iowa, esa es la realidad", agrega Tamayo.