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Pascual Boing vive un proceso de cambio productivo

VIDEO La sustitución de popotes por taparroscas va más allá de comprar nueva maquinaria.
mié 08 agosto 2018 10:32 AM
planta de Pascual Boing en Tizayuca, Hidalgo (2)
planta de Pascual Boing en Tizayuca, Hidalgo (2) - (Foto: Plana de Pascual Boing / Foto: Ana Blumenkron)

La Sociedad Cooperativa de Trabajadores Pascual Boing mantiene firme su decisión de abandonar el uso de popotes en sus bebidas de medio litro y litro, de los productos Boing Tradicional y Primera Cosecha, por lo que asumirá el costo derivado de este cambio productivo y no trasladarlo, por ahora, al consumidor.

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Salvador Torres Cisneros, presidente de la Cooperativa, comenta en entrevista que el proceso de pruebas —que comenzó entre octubre y noviembre de 2017— ha reflejado un incremento en el costo de la fabricación de 50 centavos por botella, pues cada taparrosca tiene un valor de 60 centavos, mientras que el popote tiene un precio de 10 centavos.

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Este proceso de cambio en los productos de un litro está cerca de culminar, ya que todavía queda un remanente de 100,000 cajas mensuales. Actualmente, la empresa de bebidas genera 4 millones de cajas de refrescos al año.

Lograr esta modernización productiva ha sido posible gracias a un monto de inversión de 100 millones de pesos (mdp) que la empresa decidió ocupar en varios aspectos como ampliar su planta en Tizayuca, Hidalgo, y a realizar labor social para la limpia de espacios públicos.

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De esta cantidad, ya se designaron recursos para adquirir dos máquinas Tetra Gemina a la empresa Tetra Pak. Una de esas máquinas se emplea para producir el nuevo envase de un litro, más llamativo y colorido, y la otra para colocar la taparrosca en cada uno de esos recipientes mejorados.

Asimismo, la compañía refresquera pondera adquirir otro par de máquinas para el envasado y colocación de la taparrosca en los envases de medio litro, pero aún no define con qué proveedor hará estas adquisiciones, pues el Consejo Administrativo de la Cooperativa estudia entre dos opciones cuál le conviene más.

“El proceso tarda alrededor de ocho meses, a partir de la solicitud y arribo de la maquinaria a territorio nacional”, refiere Salvador Torres.

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Una vez que tenga el nuevo equipo, la cooperativa recibiría los rollos de cartón en los que será envasado el producto de medio litro y las taparroscas que serán empleadas en cada envase.

Asimismo, tendrá que impartirse la capacitación al personal para el manejo de los equipos, al igual que sucedió con la presentación de un litro. La única diferencia es que la presentación de medio litro es el producto estrella de Pascual, por su mayor rentabilidad.

Equipo a la medida para un ‘triángulo’ irregular

De los 100 mdp destinados para este proceso de transformación productiva, Pascual Boing ocupó recursos para la compra de un terreno en Tizayuca, Hidalgo —donde tiene una planta embotelladora—, para expandir su capacidad de almacenamiento.

Un monto de 20 mdp se invirtió en la adquisición de una máquina de llenado de agua de garrafón, que arrancó operaciones hace tres semanas.

Además, la empresa solicitó una máquina de envase para la popular presentación de triángulo, pues la que tiene está casi obsoleta y la que consiguió hace 10 años no dio los resultados esperados.

Esto, debido a que envasaba en un triángulo irregular con capacidad de 200 mililitros y la presentación no fue del agrado de los consumidores por lo que no compraban el producto.

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“Al no pegar en el mercado el triángulo irregular se decidió invertir en una nueva máquina diseñada especialmente para nosotros, pues es un envase que no se usa regularmente”, comentó Salvador Torres.

Dicha máquina es originaria de Suecia, al igual que todas las que envasan los refrescos de Pascual Boing. Mientras que las del llenado de agua y los carbonatados provienen de Italia y Francia.

Popotes biodegradables

Salvador Torres, quien fue reelecto director de la Cooperativa, aclara que los popotes no desaparecerán del todo de sus bebidas de fruta.

La empresa trabaja en la posibilidad de crear popotes biodegradablebles para sus presentaciones pequeñas (de 250 y 125 mililitros) y, “pues hoy es fácil hacer aleaciones de materiales” que permitan incluso que, al terminar la bebida, el popote se inserte dentro del envase y así se deseche, comenta el directivo.

El desafío consiste en encontrar a un proveedor o institución que coadyuve en alcanzar este propósito, pues actualmente la empresa investiga qué opciones tiene para producir popotes biodegradables, ya que este proceso cambiará la adquisición de materias primas.

Una corresponsabilidad

A decir de Torres Cisneros, las acciones para sustituir los popotes por taparroscas son relevantes para la compañía, dado que el principal objetivo es contribuir al cuidado del medio ambiente, pues la empresa es consciente del daño que los popotes hacen al mar y a su fauna. 

No obstante, el directivo asegura que esta labor “no sólo es de Pascual, sino también de los ciudadanos, de otros sectores empresariales —como los fabricantes de plástico— y del Gobierno, para cambiar las costumbres sobre el manejo de la basura”.

En esta meta, los integrantes del Consejo también consideran que los envases de medio litro y de litro contengan un recuadro que comunique a los consumidores la importancia del desecho correcto de la basura que se genera con los envases de las bebidas.

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