Capital privado aumenta su ‘apetito’ por el sector de hidrocarburos
Un sector que ha despertado una oportunidad de negocio en los últimos años es el de petróleo y gas, tanto para los inversionistas —especialmente internacionales— como para las compañías proveedoras de productos y servicios.
Santiago Salinas, director de Relaciones Institucionales de la Asociación Mexicana de Capital Privado (Amexcap), admitió que la reforma energética aprobada en 2013 dio incentivos a los hombres de negocio para especializar su portafolio.
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Actualmente existen en el país 177 fondos de capital privado, 32 de los cuales son de infraestructura y energía, cuando hasta hace un par de años eran no más de cuatro.
A lo largo de 15 años, los fondos han obtenido del mercado 51,000 millones de dólares (mdd) y poco menos de la mitad —25,000 mdd— están listos para fondear proyectos en diversos sectores.
En el mismo lapso, los fondos especializados en energía e infraestructura —lo que incluye proyectos tradicionales como carreteras y del sector salud— captaron del público inversionista cerca de 16,000 mdd, de los cuales 60% es capital disponible, unos 9,600 mdd.
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Obviamente, el sector de petróleo y gas es el que ha recibido mayor capital, cerca de 42% de todo lo invertido, dijo Salinas.
Efecto multiplicador
El gasoducto La Laguna-Aguascalientes —que construye Fermaca Pipeline— es uno de los proyectos respaldados con capital privado.
En 2016 la empresa mexicana ofreció 372,579 mdd para desarrollar, operar y mantener la obra de 600 kilómetros que transportará gas natural a través de Durango y Zacatecas y que terminará en la entidad del Bajío.
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Para lograr su recorrido, en beneficio de industriales de las regiones centro y occidente de México, Fermaca signó un contrato en abril de 2016 con Tubacero, destinado al suministro de 750 kilómetros de tubería nacional.
Este negocio demuestra el alcance que tiene el capital privado en este tipo de inversiones, ya que “tiene un gran efecto multiplicador en la economía empezando por la compra de maquinaria y equipo para desarrollar determinado proyecto”, dijo Santiago Salinas.
Sin embargo, calcular la derrama indirecta del capital proveniente de los fondos de inversión a proyectos de energía e infraestructura es complicado.
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El régimen fiscal para cada campo es diferente, por lo que el precio se divide en diferentes segmentos: Capex, Opex, rendimiento para inversionistas y lo que se va al Gobierno vía impuestos y regalías, explica Manuel Rodríguez Arregui, socio y director General de AINDA, Energía e Infraestructura.
“Dependiendo cómo ajustas esos componentes las implicaciones (de la inversión) en un barril de petróleo son diferentes”, añadió el experto.
Sin barreras
Santiago Salinas reconoce que los fondos de energía e infraestructura tienen mayor interés en actividades de exploración y producción (upstream), tanto en aguas profundas como someras, por lo que confía en que el ganador de la elección Presidencial continúe con este y otros segmentos energéticos.
“Las inversiones son de mediano y largo plazo y no dependen de quién es el presidente en turno, si no de instituciones y programas gubernamentales. Son proyectos que duran más allá de un sexenio”, refirió el experto.
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Manuel Rodríguez coincide en que el marco jurídico actual —que se afianza en la reforma constitucional en energía— permite la inversión privada, pero también da certidumbre sobre lo que pasará en el sector. “Da un nivel de certidumbre jurídica muy alto sobre lo que pasará en los siguientes años”, dijo.
Santiago Salinas coincide en que los calendarios preestablecidos para las subastas petroleras garantizan la ejecución de las siguientes rondas y mantienen el ánimo de los inversionistas como AINDA, que el 13 de marzo colocó Certificados de Capital de Desarrollo (CKD) en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) por 880 millones de pesos (mdp).
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Rodríguez Arregui advierte que AINDA evalúa algunos proyectos de upstream en tierra, pero también en generación eléctrica e infraestructura asociada a petróleo y gas y energías renovables, entre otros.
“Somos un portafolio diversificado y solo somos una pequeña pieza… Los requerimientos de inversión son enormes y se están empezando a dar”, dijo Rodríguez Arregui.
Diversidad
El interés por los proyectos energéticos no es exclusivo de los inversionistas locales, a tal grado que actualmente 67% de todo el capital disponible —unos 9,600 mdd— es de capital internacional.
Sin compartir un monto exacto de recursos que llegaron al país tras la aprobación de la reforma, Santiago Salinas consideró que “cada año —a partir de 2014— hubo alrededor de 11 inversiones de cantidades arriba de miles de millones de dólares por cada transacción”, lo que permite ver el éxito que ya tuvo el renovado sector energético mexicano.
“La gente aún no lo percibe porque los resultados de estas inversiones aún no se han concretado”, admitió el experto. “Tienen que madurar y tenemos que esperar un poco más (de tres a cuatro años) para ver resultados”, concluyó.