La decisión de Ford de cancelar una planta prevista en San Luis Potosí, México, con una inversión de 1,600 millones de dólares (mdd), provocó que las previsiones de crecimiento para la producción automotriz en el país se redujeran para el bienio 2019-2020, dijo la firma de análisis BMI Research.
Ahora, la producción en automóviles crecerá de 3% a un 6% en el periodo, muy por debajo de su previsión anterior de entre 7% y 10%.
"La decisión de Ford de cancelar la construcción de una nueva planta de autos pequeños tiene un fuerte impacto negativo en nuestra perspectiva, dado el gran alcance de la inversión. Como señalamos anteriormente, la producción de 350,000 unidades en la nueva planta pudo proporcionar un impulso significativamente mayor a la producción nacional de México", señaló BMI en un reporte.
El martes 3 de enero, Ford anunció que cancelaba la construcción de una planta en México, para en su lugar destinar 700 mdd en remodelar su fábrica en Flat Rock, Michigan, con lo que creará 700 empleos.
El CEO de la empresa, Mark Fields, dijo en conferencia desde Estados Unidos que mantener la empresa en su país de origen es un "voto de confianza" en el ambiente de creación de empleos del presidente electo Donald Trump. Sin embargo, aseguró que no realizó alguna clase de trato con el republicano.
El gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Economía, dijo que buscará que Ford reponga cualquier erogación que el gobierno de San Luis Potosí haya hecho para facilitar la construcción del complejo.
BMI indicó que la medida tomada por la armadora estadounidense no solo tendrá un impacto negativo en la industria automotriz mexicana, sino para la misma Ford, que perderá su importancia para la producción nacional total en el país en comparación con otros grandes jugadores como General Motors
, Nissan
, Volkswagen
y Toyota
, que se han comprometido a aumentar su producción en los próximo años.
Baja demanda de sedanes, factor de riesgo
Los dos principales riesgos para la industria automotriz mexicana son los cambios en las demandas de los consumidores estadounidenses en favor de las SUV’s y las pick-ups, así como la retórica antilibre comercio del presidente electo de los Estados Unidos, que ya tiene un efecto en las decisiones de inversión de las compañías que operan en México, explica la firma.
El primer factor también puede llegar a afectar a otras industrias automotrices en México, que han enfocado sus inversiones en el país en la producción de sedanes y otros vehículos pequeños, que cada vez son menos atractivos para los consumidores de América del Norte.
La otra amenaza para la industria automotriz en México son las políticas proteccionistas de Donald Trump. El magnate criticó constantemente a Ford por tener parte de su proceso de producción en México, e insistió en que impondrá altos aranceles a los autos que entraran por la frontera sur del país.
Trump también amenazó a la armadora General Motors. "General Motors está enviando su modelo Chevy Cruze fabricado en México a los concesionarios de Estados Unidos libre de impuestos en la frontera. ¡Háganlo en Estados Unidos o pague un gran impuesto fronterizo!", publicó Trump en un mensaje en Twitter el pasado 3 de enero.
GM aclaró que los vehiculos Chevrolet Cruze que se fabrican en México están principalmente dirigidos a sus mercados internacionales y solo una pequeña parte se destina a Estados Unidos.