Optimismo moderado previo a revisión del TLCAN
Contra lo que originalmente se consideró, tras las primeras declaraciones de Donald Trump como presidente Estados Unidos, existen elementos para ser moderadamente optimistas sobre la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y sus resultados para México y Estados Unidos.
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Lo anterior, a partir de que el borrador de la carta que enviará el gobierno de Estados Unidos al Congreso de ese país para comenzar la revisión del Tratado, menciona que el proceso de pláticas se realizará bajo el paraguas de la Autoridad de Promoción del Comercio (TPA por sus siglas en inglés), refiere un informe del banco UBS.
Dicha ley constituye un mecanismo institucional —habilitado por el gobierno de Estados Unidos en 2015— que permite que los acuerdos comerciales se aborden por la vía rápida, en la medida en que el Congreso de Estados Unidos podrá votar a favor o en contra de lo que proponga el Poder Ejecutivo pero sin modificar el texto.
La carta de aviso sobre el inicio de la renegociación del TLCAN todavía no ha sido enviada, en espera de que el Congreso de ese país confirme a Robert Lightizer como represente de Comercio.
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Por lo pronto, a partir de charlas con funcionarios públicos mexicanos y el discurso más moderado que han adoptado en los últimos días las autoridades estadounidenses, se vislumbra como poco probable bajo la ley del TPA que Estados Unidos imponga nuevos aranceles a los productos fabricados en México, comenta UBS.
Sin embargo, uno de los temas que se perfila como más destacados dentro de las pláticas será el de reglas de origen.
En este punto, se prevé que Estados Unidos presionará para ajustar más el contenido mínimo regional que deberán tener los bienes y servicios producidos en el área del TLCAN —México, Estados Unidos y Canadá—, con el propósito de evitar que los bienes intermedios baratos, principalmente elaborados en Asia, se aprovechen de la política de cero aranceles en la región, refiere UBS.
Los temas más polémicos
Un ajuste demasiado drástico o muy rápido en estas disposiciones puede colocar a México en una posición de desventaja. Por el contrario, un ajuste gradual puede ser más atractivo para atraer más inversión a México, dado el potencial que tiene para convertirse en el lugar preferido dentro del TLCAN en materia de producción de bienes intermedios, considera el reporte de UBS.
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Asimismo, los funcionarios mexicanos consideran que existen amplias oportunidades para introducir temas que no habían sido incluidos en la década de 1990 —cuando se negoció originalmente el TLCAN—, como comercio electrónico y energía, además de que es factible reforzar las reglas vinculadas con propiedad intelectual, trabajo, medio ambiente y solución de controversias.
Sin embargo, la información que se conoce de momento anticipa que las pláticas pueden complicarse, precisamente a la luz de lo que se ha mencionado sobre la solución de controversias y reglas de origen.
Como se sabe, Estados Unidos sugiere que las disputas comerciales se resuelvan a nivel de gobiernos, en lugar del esquema actual en el que las empresas deben hacer gestiones ante las instancias públicas para exponer sus alegatos.
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Asimismo, el borrador de la carta que enviará el gobierno de Estados Unidos a su Congreso contiene unas cláusulas especiales, las cuales prevén que las autoridades de ese país impondrán sanciones comerciales automáticas cuando consideren que los productos importados captan rápidamente una cuota de mercado o que se benefician de prácticas comerciales desleales.
La falta de mayor información sobre cómo funcionará dicho mecanismo abre espacio para la incertidumbre entre los factores de la producción, advierte el reporte de UBS.
Por último, el factor tiempo es otro elemento que puede afectar las pláticas entre los países firmantes del TLCAN, debido a que una vez entregada la carta de aviso al Congreso estadounidense, la renegociación podrá comenzar al cabo de 90 días.
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Esto implica que el lapso de pláticas tendrá que realizarse en el transcurso del último cuatrimestre del año y comienzos de 2018, si se considera que México efectuará elecciones presidenciales el príximo año y que la ley del TPA vigente expira en junio de 2018.