La innovación es la molécula perfecta
Ingenio y productividad son las dos cartas más fuertes de estudiantes e investigadores de la industria química del país, pero aún falta cerrar la brecha entre la industria y el talento que se forma en la academia, reconoce David Quintanar Guerrero, Premio Nacional de Química Andrés Manuel del Río 2017 en el área de Desarrollo Tecnológico.
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A fines de septiembre, la Sociedad Química de México le entregó este reconocimiento al académico por su investigación de las ‘Implicaciones del avance de la química al desarrollo de la nanotecnología con enfoque en nanopartículas’.
Pero con motivo de que hoy 1 de diciembre se conmemora el día del químico, Manufactura platicó con Quintanar Guerrero sobre las perspectivas de las carreras relacionadas con la química en México.
De entrada, considera que “para aumentar la matrícula escolar y el talento en la industria es importante trabajar desde el nivel medio superior para que exista una verdadera orientación vocacional”.
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Lo anterior, debido al interés de las industrias de alimentos y farmacéutica por contratar expertos en química.
Tan solo esta última rama concentra 27.3% de la fuerza laboral del sector químico en el país, según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEGI) actualizados al tercer trimestre de 2017.
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Pero el catedrático de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de donde es egresado —y también presidente la Sociedad de Químicos Cosmetólogos de México— reconoce que se requiere apoyar la difusión de los proyectos de los investigadores, sobre todo cuando el sector no está en su mejor momento. En 2016 su participación al PIB fue de 2%, mientras que hace más de 20 años llegó a representar hasta 10% de la economía.
Rediseñar la innovación
David Quintanar, acreedor también del Premio Universidad Nacional 2017 en el área de Innovación tecnológica y diseño industrial otorgado por la UNAM, menciona que las universidades promueven que los egresados vayan a la industria más que a los centros de investigación.
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Esta estrategia puede resultar peligrosa, sobre todo cuando el sector está retraído por problemas económicos y la incertidumbre que generan aspectos como la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
A septiembre pasado, 153,000 personas estaban ocupadas en el sector. La cifra contrasta con una plantilla de 162,600 trabajadora que había en el mismo mes de 2012.
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“Difícilmente habrá oportunidad de que más personal se integre a la industria en el corto plazo”, comparte el experto quien considera que la innovación es una pieza esencial para que el sector químico sobresalga, especialmente en segmentos como la miniaturización, digitalización (informática) y la nanotecnología, entre otras.
“Muchas de esas especialidades apenas están en su desarrollo inicial, pero se estima que en los próximos 30 o 40 años tendrán un auge de gran relevancia; por ejemplo, la nanotecnología alcanzará a todas las ramas de la industria química (productos caseros, cosméticos, farmacéuticos y de alimentos)”, afirma el experto.
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Finalmente, David Quintanar considera que mejorar la relación con la iniciativa privada también pasa por perfeccionar los estímulos económicos a la innovación en las empresas.
Considera que, en ocasiones, se estimula económicamente al sector privado para contratar a un investigador, “cuando el apoyo debería servir para proyectar todos los trabajos de los químicos del país”.