Las primeras piñatas monumentales que llegaron a Perisur
La piñata forma parte de las principales tradiciones mexicanas y la familia de Isabel Mancilla se ha dedicado por años a su fabricación en la Ciudad de México, en diferentes variedades y de tamaño monumental, que incluso exportan.
Mancilla relata que su negocio fabrica piezas que se venden en comercios, se exhiben en plazas comerciales e incluso se exportan a Estados Unidos o países de Europa.
"Empezó todo con el papá de mis hijos, que ya no está con nosotros, pero nos dejó una tradición", cuenta.
A partir del dibujo de una estrella que hizo como parte de una tarea escolar, su esposo comenzó a diseñar piñatas en una bodega, ofrecida por sus padres, donde fabricaría piñatas con moldes de barro. Posteriormente, las haría de modo tradicional, forradas con periódico y pegadas con engrudo.
"Era muy pesado trabajarlas de barro, hay pérdidas como fabricante. Ya terminada dices 'Chin, ya se me estrelló'", dice.
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En la actualidad, el taller continúa con la producción de piñatas de barro, aunque en menor demanda en comparación con las de cartón.
Al detectar que con las de cartón podían trabajar mejor, más rápido y en mayor cantidad, su proyecto creció. Ya no solo hacían estrellas, también figuras, como Santa Claus, perros y personajes especiales.
Isabel Mancilla asegura que su esposo fue el primero que introdujo piñatas en centros comerciales, así como estrellas de tres metros y medio de dimensión, y fueron "las primeras que estuvieron en Perisur, Perinorte, Plaza Inn".
Recuerda que su esposo "era tan bueno en lo que hacía que no te dabas cuenta que le hacían falta dos dedos de su mano derecha".
Tuvieron tres hijos. Considera que cada uno tiene una habilidad distinta: uno hace las piñatas, otro dirige a quienes están en el proceso de fabricación y el tercero las vende.
Como fabricante de piñatas, a ella le han dado imágenes "muy raras"; sin embargo, afirma que cuando las termina y entrega es emocionante ver la cara de sorpresa de las personas, cuando le dicen que la imagen que pidieron cobró vida.
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"Teniendo la habilidad, no es difícil hacer piñatas, lo haces con gusto. Cuando ves todo lo que se debe hacer, son un buen de cosas, pero no lo sientes", menciona.
Sobre sus talleres de producción, donde trabajan casi 60 personas, expuso que comienzan a trabajar en mayo y junio, y sobre todo en la fabricación de piezas con base en cartón, ya que su producción implica entre seis y siete meses.
Detalló solamente la producción de piñatas de estrella con cinco picos alcanza en su taller entre 25 y 30,000 piezas cada año. "Son las que puedes ver en delegaciones, para ellos son para los que las trabajamos" más, pero también se pueden admirar en ciudades de Estados Unidos como Los Ángeles y Chicago. Incluso llegan a Europa, a países como Inglaterra, Francia y España.
"Jamás creímos que nuestras piñatas estarían en un centro comercial, que saldrían del país o estuvieran en Europa, y lo hicieron", dice.