UNAM hace en Guerrero investigación histórica de sismos y tsunamis
Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizan estudios geológicos en territorio del estado de Guerrero —con apoyo de nueva tecnología—, en aras de obtener información más precisa sobre terremotos y maremotos que se han presentado en el pasado.
El Instituto de Geofísica de la UNAM (IGg) encabeza este proyecto de investigación científica que, para su realización, recibió un instrumento denominado Geoslicer, el cual fue donado por Japón.
Lo anterior, como parte de la Alianza para la Investigación en Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Sostenible (SATREPS por sus siglas en inglés), informó la UNAM mediante un comunicado.
A través de un video, que también compartió la UNAM, se puede apreciar que el instrumento se coloca en el suelo y que por sus mecanismos es posible hacer perforaciones a varios metros de profundidad para analizar las diferentes capas de tierra.
La Máxima Casa de Estudios informó que el Geoslicer se utilizará en la llamada brecha de Guerrero —en donde hacen contacto las placas tectónicas de Cocos y Norteamericana.
En esa región no han ocurrido movimientos telúricos importantes desde 1911, por lo que los científicos estiman que pueda presentarse un sismo relevante.
Con apoyo del instrumento será posible conocer la ocurrencia de terremotos de magnitud mayor a 7, así como las distancias que alcanzaron las inundaciones provocadas por maremotos e, incluso, calcular las alturas máximas que alcanzó el agua.
También se podrá corroborar la información histórica sobre terremotos y tsunamis documentada en los últimos siglos y conocer los paleosismos y paleotsunamis que han ocurrido en nuestro territorio antes de que hubiera registros humanos.
Esto es que será posible hacer proyecciones que se remonten a 2,500 y 3,000 años de antigüedad.
De esta forma, México podrá obtener más datos sobre el sismo del año 1787, el más grande que ha habido en México. Según las estimaciones científicas, el movimiento fue de magnitud 8.6 y provocó un tsunami que —conforme a documentos históricos— pudo haber inundado hasta cinco kilómetros tierra adentro y alcanzar una altura de inundación de hasta 20 metros.
La información recabada por esta investigación —que comenzó en enero y acabará a finales de 2018— servirá para identificar con más precisión las zonas de riesgo sísmico y de maremotos y tomar acciones preventivas para evitar o mitigar los efectos negativos de los fenómenos naturales en la actividad humana. Los resultados preliminares de la investigación estarán listos a finales de 2018, concluyó el comunicado de la UNAM.