Ayer fueron necesarios, hoy son historia

La llegada de la Cuarta Revolución Industrial o industria 4.0 ha transformado el funcionamiento de las empresas manufactureras en el mundo, de modo que al usarse la inteligencia artificial y la robótica, la fuerza de trabajo del hombre perdió terreno dentro de las fábricas en aras de mantenerse competitivas.

Esto ocasionó que las horas trabajadas en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) disminuyeran a 36 horas semanales en 2015, cuando entre las décadas de 1960 y 1980, el promedio fue de 42 horas, refiere el estudio “Empleos perdidos, empleos ganados: transiciones de la fuerza laboral en tiempos de la automatización”, elaborado por McKinsey Global Institute.

Leer:  Frente a la automatización ¿cómo evitar el desempleo?

Lo anterior es un reflejo del crecimiento mundial de la economía de servicios, pero también es consecuencia de que los robots y las computadoras realizan en el sector industrial actividades físicas rutinarias mejor y a un menor costo que los humanos.

Además de que las máquinas son cada vez más capaces de realizar actividades que requieren habilidades cognitivas, como juicios tácitos, percibir emociones o incluso conducir un vehículo, refiere el estudio de McKinsey Global Institute.

Al respecto, Mauro González, socio de la empresa consultora Salles Sainz Grant Thornton, comenta que a medida que las compañías han adoptado tecnologías de automatización, logran aumentar sus ingresos pero en detrimento del trabajo humano.

Leer:  Robots sí llegan a México pero a unas cuantas empresas

Más allá de esto, el experto comenta que ya se ha gestado una recomposición del mercado laboral en el mundo, porque conforme “se destruyeron los puestos de trabajo en el sector manufacturero aumentó el empleo en ocupaciones de baja y alta calificación”.

Mario Hernández, socio líder del segmento de industria manufacturera y maquiladora de exportación (IMMEX) de la consultora KPMG México, comenta que la industria manufacturera es uno de los principales segmentos que han estado más presionados por la transición a la automatización, en busca de ahorrar salarios, ganar eficiencia y productividad, así como evitar errores en las líneas de producción.

En los países desarrollados, donde el costo de la mano de obra es más alto y la inversión en tecnología tiene un retorno más rápido, la automatización ha sido la mejor vía para las compañías del sector industrial que quieren ser más competitivas, agrega Hernández.

Recomendamos:  La industria 4.0 tiene las ‘alas cortas’

“Sin embargo, en México, debido a que el costo de la mano de obra es más competitivo que en los países desarrollados, la automatización de procesos se ha presentado de forma menos acelerada. Excepto en las industrias automotriz y aeroespacial, pues son los sectores con mayor crecimiento e inversión en el país”, comenta el experto.

Un brazo que le ‘quita el trabajo’ a 7 personas

El estudio de McKinsey Global Institute refiere que, tanto en áreas rurales como urbanas, algunos ejemplos de empleos perdidos en los países desarrollados son algunos operadores de tractores, pequeños productores agrícolas y obreros que ya fueron sustituidos por tecnología que hace la misma labor que ellos realizaban. 

Leer:  ¿Y dónde están los 'cadáveres' de las víctimas de los robots?

Un caso concreto es la planta de la empresa Bruggeman & Desouter (BDMO) —fabricante de productos de embalaje y cajas e cartón, ubicada en Brujas, Bélgica— para quien la empresa ABB —experta en soluciones tecnológicas— prestó un servicio de modernización tecnológica.

Mediante un reporte, ABB explica que las labores de corte, doblado y grabado que un trabajador realizaba en la planta para crear diversos empaques fueron encargadas a un brazo de robot que ejecuta todos estos procesos. Así, los brazos mecánicos obtienen 1,000 cajas cada hora, lo que implica que hasta siete personas fueron desplazadas de sus empleos.

Con la incorporación de brazos mecánicos en sus líneas de producción, BDMO aumentó 35% su productividad. De ahí, que esta empresa europea planee usar más robots para automatizar sus procesos de producción.

Recomendamos:  Imagina la fábrica del futuro

Otro ejemplo del impacto de la automatización en la industria es el caso del ensamblaje de sockets eléctricos, para el cual un robot multiusos de seis ejes —que soporta una carga de hasta seis kilogramos— es el encargado de montar los enchufes de forma rápida y precisa sin la necesidad de la intervención humana.

La automatización también llegó al campo con el uso de vehículos cosechadores que retiran el grano de la mazorca, espiga o racimo, lo que desplazó a los jornaleros agrícolas y empleó solo a una persona para la operación de la unidad, refiere el estudio de McKinsey Global Institute.

De esta manera, los empleos que realizan trabajo físico impredecible como mecánicos especializados y de reparación, cargadores de materiales, trabajadores de instalación y reparación de maquinaria, trabajadores agrícolas, mantenimiento de transporte, limpieza de edificios y terrenos ya han comenzado a ser desplazados por la automatización.

Leer:  Bangladesh se enfrenta a una disyuntiva: máquinas o trabajo

Al igual que los trabajos físicos predecibles como trabajadores de instalación y reparación de equipos finos, servicios de protección, lavaplatos, trabajadores de la industria del juego, operadores de equipos de limpieza, de preparación de alimentos y mecánicos generales han perdido sus empleos por la innovación en máquinas y robots que realizan estas tareas.

Según McKinsey Global Institute, los responsables de las políticas públicas y los líderes empresariales del mundo no pueden negarse a explotar los beneficios de la automatización; sin embargo, al mismo tiempo tendrán que encargarse de impulsar la reconversión laboral de los trabajadores que resulten desplazados por la automatización o bien propiciar la actualización de sus habilidades y conocimientos.