El ‘músculo’ de los biotecnológicos
Nota del editor: El artículo completo lo puedes consultar en la edición 257 de la revista Manufactura, Especial Industrial sin Fronteras, correspondiente a mayo de 2017.
El dominio de los medicamentos biotecnológicos para atender enfermedades crónico degenerativas —como cáncer, artritis y diabetes— parece imbatible en México, al menos en el corto plazo.
Pese a la apertura sanitaria que este año lograron los biocomparables, aún es complicado fabricarlos en el país, debido al alto contenido científico que requieren.
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“Son innovadores y replicarlos es difícil porque están desarrollados con base en ADN recombinante o proteínas humanas”, menciona el excomisionado de autorización sanitaria de la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), Roberto Mendoza.
Agrega que todos los medicamentos biotecnológicos que se consumen en México son de importación.
En 2016, la venta de esos fármacos implicó un valor de 22,200 millones de pesos (mdp), refiere el Instituto de Investigación e Innovación Farmacéutica (IIIFAC). “De ese monto, 90% corresponde a compras del sector público”, señala José Carlos Ferreyra, presidente del Instituto.
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En los últimos dos años, el cuadro básico interinstitucional de la Secretaría de Salud —documento que contiene los medicamentos autorizados para compras de instituciones públicas— incorporó 95 claves de biotecnológico, recuerda Ferreyra.
Pero aún hay camino que recorrer. Desde 2009, con las reformas a la Ley General de Salud (LGS), los biocomparables quedaron reconocidos jurídicamente. Sin embargo, en 2015 la Norma Oficial Mexicana (NOM) 257 estableció nuevos requisitos para garantizar su seguridad, eficacia y calidad. Esto retrasó la producción y comercialización de 50 biocomparables hasta pasar un periodo transitorio de dos años.