Con sus camiones eléctricos y de hidrógeno, Nikola afirma querer revolucionar el sector del transporte. Pero después de que un inversor acusara a la compañía de, prácticamente, vender humo, los títulos de la empresa avanzan en una montaña rusa.
Fundada en 2015 por Trevor Milton, la empresa trabaja principalmente en el desarrollo de camiones y pick-ups que funcionan con baterías eléctricas o pilas de combustible de hidrógeno, así como en estaciones de carga de hidrógeno.
Aún no ha fabricado nada, pero eso no le ha impedido cerrar asociaciones estratégicas con varios grupos industriales de renombre, como el gigante alemán de la ingeniería Bosch, la italiana CNH Industrial y, la última, con el fabricante de automóviles estadounidense General Motors.
Este acuerdo con GM, anunciado el 8 de septiembre, disparó un 41% el valor de Nikola en la Bolsa de Nueva York, a la que accedió en junio a través de una fusión con VectoIQ, empresa fundada, precisamente, por un ex alto funcionario del tradicional fabricante de Detroit.
Al igual que el fabricante de autos eléctricos de alta gama Tesla, Nikola se está beneficiando de un cierto entusiasmo inversor por el sector de los vehículos eléctricos. Pero hasta ahí el viento de popa para Nikola.
La firma de inversión Hindenburg Research publicó un informe el 10 de septiembre en el que acusa a Nikola de haber puesto en marcha un "fraude complejo" basado en las múltiples mentiras de su fundador, quien, continúa el texto, "engañó a socios para que firmen acuerdos al afirmar falsamente que poseen una amplia tecnología patentada".
Estas palabras hicieron que las acciones de Nikola se desplomaran un 36% en tres días. La compañía negó de inmediato las acusaciones antes de emitir una explicación más consistente el lunes.