La llegada del internet de todas las cosas
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Nota del editor: La columna se publicó originalmente en la edición 257 de la revista Manufactura, Industrial sin fronteras, correspondiente a mayo de 2017.
(Manufactura) — El internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) ha muerto. Lo hizo rápidamente tras una vida llena de promesas, incertidumbres y —quizá— menos logros y transformaciones de las expectativas que generó. Aun así, dio cimientos a un nuevo mercado de oportunidades con un crecimiento exponencial.
Hoy en día casi cada objeto físico que disponga de un botón de apagado/encendido (y hasta algunas cosas que no dispongan de él) probablemente esté conectado a internet, certificando la defunción del internet de las cosas. Todo lo que exista, simplemente será internet. Ya no hablaremos de IoT sino de IoE (internet of everything o internet de todas las cosas).
No es una tecnología del futuro, ya está entre nosotros y los manufactureros están en la encrucijada entre fabricar nuevos productos inteligentes con conectividad inalámbrica de origen o modificar su portafolio actual al añadir sensores o determinada inteligencia.
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Contrario al mercado de celulares o computadoras con unas cuantas compañías tecnológicas, el IoE tiene un ecosistema de miles de jugadores, desde proveedores de sensores y chips hasta plataformas, sistemas de análisis de datos y cognitivos, proveedores de inteligencia artificial… etcétera. Todos participando juntos para consolidar este cambio de paradigma que rebasa una mera tecnología.
Cuando pensemos en IoE, nos 'chocará' la cantidad ilimitada de aplicaciones y la magnitud de cambios que acarreará. Por ejemplo, en un mundo de vehículos conectados y autónomos, no tendrán sentido los semáforos ni las señales de tráfico; no habrá necesidad de interpretar y actuar en consecuencia. Las máquinas lo harán por nosotros.
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Cuando todo sea internet, nuestros activos productivos serán parte de un sistema integrado que comunicará en tiempo real a los jugadores implicados en nuestro proceso de producción y en la cadena logística. Nuestras máquinas se comunicarán con mantenimiento y con los proveedores (internos o externos) para solicitar alimentación; la planeación de la fabricación y del transporte se realizará en automático; el control de calidad no requerirá intervención humana y todo se realizará a un costo mucho menor y con mejores productividades… ¿el futuro? En absoluto. Presente y real.
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*Socio responsable de Innovación y Manufactura en Consultoría de Deloitte en México.