Sólo 5% de los mexicanos compra bebidas ‘light’
El impuesto a bebidas azucaradas propuesto en la reforma fiscal por el presidente de México, Enrique Peña Nieto, no impactará de manera de manera significativa en el consumo de este tipo de bebidas, pues sólo 5% de los mexicanos compra bebidas light, aseguró José Mariano García Garabay, investigador de tecnología alimentaria de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Actualmente, la industria refresquera ofrece varias opciones bajas en calorías, como son aguas embotelladas, jugos y refrescos light, pero consideró que el problema de la obesidad obedece a factores como poca información nutrimental y malos hábitos alimenticios, “el consumo de bebidas carbonatadas light en el país es de alrededor un 5%, lo cual es muy bajo”, comentó.
Mariano García cuestionó la propuesta de reforma hacendaria, pues dijo que “el problema no es consumir un refresco, sino una dieta y forma de vida general que está afectando a la sociedad. La solución no está del lado de la industria, sino del gobierno y de los consumidores.”
El impuesto propuesto en la iniciativa de reforma hacendaria equivale a un peso (ocho centavos de dólar) por litro. Si se trasladara al consumidor final, representaría un aumento de precio de entre un 15 y 20%.
El Gobierno pretende recaudar con ese impuesto 12,455 millones de pesos (950 millones de dólares). Con ese dinero ha dicho que "se busca combatir la obesidad, particularmente entre los menores de edad".
A raíz de la problemática mundial de obesidad, la industria refresquera empieza a ofrecer opciones más saludables a los consumidores, aunque en México aún es escaso. Coca Cola, en Europa lanzo la bebida carbonatada "Beautific" la cual cuenta con aditivos para la nutrición que ayudan a fortalecer el cabello y las uñas, embellecer la piel, bajar de peso y mejorar la vitalidad. Y en Japón Pepsi lanzó “Pepsi Special” un refresco de cola con maltodextrina que ayuda a inhibir la absorción de grasas.
Un análisis de la empresa internacional Mintel afirma que para muchos consumidores, los precios premium de muchos productos funcionales representan una barrera contra su adopción y consumo frecuente. Por este motivo, podrían elastizar los precios para comprobar si su disminución acrecienta la demanda y aporta una ventaja competitiva.