Afrodisiacos: los alimentos del amor
Una buena parte de los alimentos considerados afrodisiacos alcanzan altos costos en el ámbito culinario pese a que algunos se producen en México, sobre todo pescados y mariscos.
El cultivo de mejillones, ostras, ostiones, almejas y cangrejo alcanzan cifras de mil toneladas anuales, en granjas especializadas en la región noroeste de la república, según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, (Sagarpa). El kilo de estos productos fluctúa entre los 150 y 300 pesos, dependiendo del origen, la calidad y el lugar donde se comercializa, al público en general.
Otro afrodisiaco marino que se produce en México es el botete diana –una variedad de pez globo– debido a las propiedades que se le atribuyen para mejorar el desempeño sexual y es cultivado en los estados de Baja California y Sinaloa.
Pero no todos estos estimulantes de la sexualidad son producidos en México, tal es el caso del salmón que se importa desde Chile, Noruega y Gran Bretaña con un precio superior a los 330 pesos el kilo.
Si bien el costo de estos productos es alto en los restaurantes se incrementa aún más: un platillo preparado con cualquiera de ellos puede costar desde 500 hasta mil pesos, con excepción de los elaborados con pez globo, cuyo costo llega a alcanzar hasta 100 mil pesos.
Especias para el amor
Además de los productos marinos, existen especias muy apreciadas para este 14 de febrero, debido a la creencia de que incrementan el deseo sexual. La albahaca, que se siembra en Baja California, alcanza costos cercanos a los 300 pesos por 500 gramos de la hierba sobre todo en los mercados europeos y estadounidenses.
Otra poderosa especia que potencia la libido es el azafrán que llega a México a través de la importación. El tipo rojo, utilizado para hacer paella, tiene un costo en el mercado de más de 54 mil pesos el kilo. Su alto costo se debe a que el ingrediente proviene de pequeños filamentos de una flor y para lograr un kilogramo se requieren más de 200 mil de ellas que se recolectan de a mano, de manera artesanal.
Aunque sus propiedades de estimulación sexual no están comprobadas científicamente –sino se trata de meras creencias y tradiciones–, los altos costos de estos alimentos no se deben a las supuestas propiedades sino a los precios para producirlos.
