Cambio de etiquetas en alimentos costará 30 mdp
La industria alimentaria deberá desembolsar más de 30 millones de pesos para cambiar las etiquetas de información nutrimental que vienen en los empaques de galletas, pan dulce, refrescos, jugos, dulces y chocolates.
Actualmente estos productos indican la cantidad de calorías, azúcares, grasas saturadas y sodio que contiene cada porción contenida en dicho empaque. Sin embargo, los nutriólogos han reiterado en diversas ocasiones que los consumidores no comprenden la información porque deben hacer una serie de operaciones matemáticas.
Ante la poca claridad de los datos, la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) creó una serie de lineamientos para el Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios. La normatividad ya fue aprobada por la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer) y sólo espera fecha para su publicación en el Diario Oficial de la Federación.
El texto establece que, a partir de la publicación del decreto, cada producto deberá tener en la parte frontal una serie de cuadros que informen sobre la cantidad de grasas, grasas saturadas, azúcares totales, sodio y calorías por porción. De esta manera el consumidor ya no tendrá que sacar su calculadora.
En el caso de las presentaciones tamaño familiar, el producto ya deberá elegir entre una medida que el consumidor conozca -porción, pieza, taza o cuchara-, en lugar de una cantidad en gramos o mililitros que los ciudadanos no eran capaces de medir en su hogar.
De acuerdo con estimaciones de la Cofepris, la modificación de las etiquetas de más 100 mil 230 productos tendrá un costo de 30 millones 69 mil pesos. Esta acción forma parte de la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes, presentada en octubre del año pasado, cuyo objetivo es informar a la población sobre los alimentos que consume diariamente.
Con el cambio en la normatividad, el gobierno federal calcula un ahorro de 33millones 688 mil pesos en la atención médica de la obesidad y las enfermedades crónicas relacionadas con ella. Es decir, que por cada peso que invertirá la industria alimentaria en las nuevas etiquetas, el sistema pública de salud tendrá un ahorro de un peso con 12 centavos.