Hidratación Industrial, más que simple sed
Juan trabaja en la industria metalúrgica, específicamente en los hornos de fundición de una empresa ubicada en Coahuila, donde el termómetro alcanza los 100 grados centígrados. Su labor consiste en retirar las piezas que salen del horno, por lo que sólo ingresa unos minutos al lugar que ocupa el horno.
Sin embargo, cada vez que entra su ritmo cardiaco aumenta 35% y en un lapso de 60 minutos puede perder hasta un litro de sudor, provocado por las altas temperaturas, el esfuerzo físico que realiza y el equipo que utiliza para proteger su cuerpo del intenso calor.
Diariamente, su organismo acelera el funcionamiento –debido a las condiciones extremas y la actividad física-, por lo que el corazón bombea más sangre a los músculos y a la piel para regular la temperatura.
Guillermo Arteaga, director de Investigación y Desarrollo de la empresa H220, explica que 70% de la energía que se produce es calor que no se aprovecha; esa es la razón por la que aumenta la temperatura corporal y ocasiona la sudoración.
El sudor que genera contiene agua y electrolitos, que son los encargados de mantener el equilibrio de la humedad dentro de su organismo para que los sistemas y órganos funcionen de manera correcta.
“La hidratación es importante, más en condiciones extremas. Con actividad física constante y como se da en las fábricas donde la gente tiene casco, careta, mandil, guantes y botas la gente necesita estar hidratad pero no lo están, por lo que puede haber problemas”, indica Arteaga.
Si Juan sigue realizando su trabajo sin hidratarse, además del aumento en el ritmo cardíaco presentará dolores de cabeza continuos, perderá la concentración en lo que hace y sus reflejos comenzarán a fallar. El golpe de calor podría ser tan fuerte que genere daños cerebrales, e incluso la muerte.
Como él, miles de trabajadores de la industria, agricultores y obreros están en riesgo de deshidratarse durante su jornada laboral, ya que no reponen el agua y electrolitos que pierden a través del sudor.
Alejandro Romero, director general de H220, asegura que los empleados consumen refrescos fríos para “refrescarse”, pero refrescarse y rehidratarse no es lo mismo, ya que eso no les quita la sed. Por ello, lo más indicado es que estas personas beban agua y bebidas hidratantes, que contengan electrolitos.
Estas bebidas, dice, se absorben más rápido en el intestino y en las células del organismo, debido al potasio, sodio, cloro, magnesio y calcio. De esta manera el cuerpo se rehidrata y puede seguir con sus actividades cotidianas.
Romero señala que un trabajador con desgaste físico alto debe consumir litro y medio de alguna bebida hidratante, que le cuesta alrededor de 4.50 pesos diarios a la empresa.
Pero lamenta que la reforma fiscal haya impacto estos productos, a los que se les aplica el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), por superar el contenido de calorías marcadas en dicha reforma.
A pesar del aumento en el precio, Arteaga resalta la importancia de invertir en bebidas hidratantes y agua potable para los empleados, ya que al consumir líquidos cada dos horas, el trabajador mantiene la concentración y reduce la probabilidad de tener un accidente.