Recientemente tuve la oportunidad de vistar Buenos Aires. La capital argentina es una ciudad verdaderamente hermosa. Distinto a lo que muchos pensamos, los porteños, como se hacen llamar los nacidos en la ciudad capital, son gente muy cordial y verdaderamente hospitalaria. Es de esos lugares que cuando llegas, te sientes como en casa.
Argentina vive un potencial colapso económico. Muestra de ello es que el tipo de cambio oficial, que es de aproximadamente 8.60 pesos argentinos por 1 dólar americano. Sin embargo, en la calle es fácil cambiar la divisa americana en 14.50 pesos argentinos por dólar.
Este proceso de vivir un mercado negro de dólares tan abierto que en la esquina del hotel y dentro de cualquier comercio uno puede hacer cambio de dólares sin ningún riesgo, obliga a los turistas a no usar la tarjeta de crédito o usarla lo menos posible, ya que si prevé esta situación y lleva la suficiente cantidad de dólares en billete, obtendrá de inmediato un mejor precio de 32% menos por el mismo dinero, sólo por pagar en efectivo.
Por supuesto que esto es un problema para la industria automotriz local, ya que la inflación en lo que va de este año es de 40% y los distribuidores y las plantas armadoras deben luchar con esta volatilidad, y ofrecer en algunos modelos de lujo los precios de los vehículos en dólares, situación que en México desde hace algunos años ha sido superada, ya que en la mayoría de las marcas de lujo, los precios de los vehículos se publican en pesos mexicanos y esto es una muestra más de la solidez de la economía nacional.
La visita a Buenos Aires me recordó el México de los años 80, en donde comprar un vehículo nuevo era casi prohibitivo y el mercado de los vehículos usados era un gran negocio, ya que en muchas ocasiones las personas lograban comprar los vehículos usados de primera mano a muy buen precio y si dejaban pasar unas semanas, le podían sacar buenos dividendos debido a la inflación tan acelerada.
Eran tiempos en los que hablar de un crédito era casi imposible, debido al alto riesgo de contratar tasas de interés imposibles de pagar, lo que hacia de la compraventa de vehículos en nuestro país un mercado en efectivo en casi la totalidad de las transacciones.
Los compradores, si bien tienen un acceso al crédito limitado, también es cierto que cuentan con tasas competitivas en el mercado, y cada día se avanza en la venta a crédito, que hoy alcanza mas de 50% de las transacciones, que en comparación con las economías desarrolladas es una penetración aún muy baja, pero que también es consecuencia de la enorme cantidad de personas que vive en la economía informal y que no resultan candidatas a obtener un crédito, no obstante que en muchos de los casos cuentan con ingresos suficientes como para comprar un vehículo nuevo y enfrentar las mensualidades.
Dicho lo anterior, debemos estar alerta al cambio de poderes en Argentina. La gente en la calle comenta que es muy probable que se presenten problemas económicos similares a las épocas del corralito. Hoy, las empresas no tienen manera de acceder a dólares oficiales; la escasez de la divisa americana, ha ocasionado fuga de capitales y es muy probable que la economía argentina se colapse en 2015, con los consecuentes efectos nocivos para la economía mundial.
Esperemos que en México los encargados de mantener la estabilidad económica de nuestro país ya estén tomando cartas en este asunto y que los coletazos de la crisis argentina no nos alcancen.
*Director ejecutivo de Fondo Unido México, catedrático RRPP y comunicación estratégica en el ITESM. Especialista en la industria automotriz.