'Ineficaz', el impuesto al refresco: estudio
La aplicación del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las bebidas azucaradas en México no funcionó, ya que sólo se ha podido reducir su consumo en 3%, el equivalente a 15 mililitros o a un sorbo al día, según un estudio publicado este martes la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
El IEPS fue aprobado por el Congreso mexicano en 2014 como una medida para combatir la obesidad en el país.
"La aplicación del impuesto no sólo no funciona para reducir el consumo calórico diario del mexicano, sino que además resulta una medida regresiva. Es decir, perjudicó a los hogares más pobres, ya que son los que más proporción de su ingreso dedican a la compra de alimentos y bebidas", indica el reporte La Industria de las Bebidas no Alcohólicas en México, realizado por el Centro de Investigaciones Económicas de la UANL.
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Para los realizadores del estudio la medida del IEPS fue poco efectiva, ya que en el mejor de los casos redujo la ingesta promedio en únicamente 0.21% del total del consumo calórico del mexicano, la cual de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2013), es de poco más de 3,000 kilocalorías al día, lo que excede en 51% lo recomendado por el mismo organismo.
El consumo medio de refrescos por persona en México en los últimos años fluctúa entre 350 y 500 mililitros diarios, el equivalente a tan sólo 5 y 7% de la ingesta calórica diaria del mexicano, de acuerdo con la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera (EMIM) del INEGI.
Bajo este contexto, "es imposible sostener que el consumo de refrescos sea el causante principal del sobrepeso y obesidad en el país", según el reporte.
El sector más afectado
Los investigadores de la UANL señalan que la evidencia disponible hasta hoy sugiere que, al menos en terminos costo-beneficio, la medida impositiva afecta más de lo que beneficia.
En el escenario ecónomico, se estima que en 2014 la producción bruta de bebidas azucaradas del país cayó en 6,454 millones de pesos (0.04% del PIB). Además, el impuesto ocasionó la pérdida de poco más de 10,000 puestos de trabajo.
El estudio señala que la industria de las bebidas no alcohólicas (BNA) tiene gran importancia para México, ya que los mexicanos destinan el 2.7% de su presupuesto para comprar refrescos, bebidas energizantes o jugos.
Además, sostiene que la industria de las BNA es un importante comprador de insumos intermedios en la economía mexicana y que los efectos expansivos sobre el producto, ingreso y empleo son mayores que los que en promedio presentan en la industria manufacturera.
Nota: Mexicanos no entienden etiquetas de alimentos
Refresqueras cambian de estrategia
Otro reporte dado a conocer también este martes por el Center for Science in the Public Interest (CSPI) asegura que ante la caída de mercados en países ricos, las compañías refresqueras están haciendo grandes inversiones para expandirse en naciones con ingresos medios y bajos para alcanzar nuevos clientes.
Según el documento, en el mercado de Estados Unidos la disminución de ventas de 1999 a 2014 fue de 25%, mientras que en otras economías como Europa o Asia también han experimentado descensos.
Las compañías más grandes a nivel mundial: Coca-Cola y PepsiCo han intentado mantener sus ganacias con grandes inversiones en Brasil, China, India y México para construir fábricas embotelladoras, crear redes de distribución y promocionar sus productos para maximizar sus ventas.
México es señalado como uno de los países donde existe una intensa comercialización de los gigantes refresqueros.
El estudio Carbonatando el Mundo: La Comercialización y el Impacto sobre la Salud de las Bebidas Azucaradas en Países de Medianos y Bajos Ingresos, enlista una serie de recomendaciones principalmente para los gobiernos, las compañías productoras y las organizaciones de la sociedad civil.
En ese sentido, llama a los países a restringir el contenido de azúcar en las bebidas a un cuarto de los niveles actuales y recaudar impuestos especiales sobre bebidas azucaradas que aumenten los precios por lo menos de 10 a 20%, utilizando los ingresos para financiar y realizar programas de salud.
"Los gobiernos también deberían requerir etiquetas de advertencia en los envases de bebidas azucaradas y proteger a los niños mediante la prohibición de la venta de las mismas en escuelas y de la publicidad en medios dirigidos a los niños. Ecuador y Chile han exigido requerido la colocación de etiquetas nutricionales fáciles de leer en alimentos altos en azúcares añadidos", dice el reporte.
A los industriales los exhorta a dejar oponerse a medidas gubernamentales dirigidas a reducir el daño de las bebidas azucaradas, eliminar toda forma de comercialización que esté dirigida a niñas y niños menores de 12 años, reducir el contenido calórico de bebidas a no más de 40 calorías por 355 ml (12 oz) e incluir un aviso en los envases informando sobre los efectos adversos para la salud, entre otras medidas de acuerdo con el documento.
