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Las grietas que parten al gremio minero

De ser un movimiento unificado se ha fragmentado en varios sindicatos sin relación entre sí.
mié 12 julio 2017 12:21 PM
movimiento minero
movimiento minero - (Foto: iStock)

El sindicalismo minero ya no es lo que era antes. En sus mejores años —en las décadas de 1960 y 1970— era un gremio poderoso con 250,000 trabajadores, que tenía el músculo suficiente para actuar en forma unificada y alcanzar incrementos salariales de más de 20%.

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Pero ahora, es un gremio de trabajadores que alcanza conservadoramente 120,000 trabajadores, según los registros de asalariados cotizantes al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

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En el panorama actual, los mineros están fragmentados en diferentes organizaciones obreras, aislados entre sí y que además inauguran un nuevo discurso que tiende más hacia la colaboración que a la confrontación con las empresas. Hoy día sus incrementos salariales promedian entre 5% y 6%.

¿Qué sucedió en este proceso de reconfiguración?

La transición tuvo como primer momento la privatización de las empresas mineras en la década de 1990, refiere Carlos León Salazar, profesor e investigador con doctorado en Estudios Sociales por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

“En la época de las grandes centrales obreras, el Sindicato Nacional de Trabajadores, Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSSRM) —el único que detentaba la representación obrera del sector— aglutinaba a 250,00 trabajadores. Pero con las privatizaciones nacen los principales grupos mineros de la actualidad —Grupo México, Peñoles, Autlán, Altos Hornos de México (AHMSA)— y desde entonces comienza la fragmentación del gremio y la reducción de la membresía”, recuerda en entrevista el académico.

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Tan es así que al año 2006, el número de afiliados al SNTMMSSRM alcanzó 80,000 trabajadores, distribuidos en 126 secciones sindicales, muy lejos de los que tenía 30 años atrás, refiere el experto.

El año 2006 marca otro momento importante para el sector, porque fue cuando se formularon una serie de acusaciones en contra del dirigente Napoleón Gómez Urrutia, por el destino de un fideicomiso de 55 millones de dólares.

“Comienza un proceso de persecución contra Gómez Urrutia que lo forzó a exiliarse en Canadá, lo que da lugar a la gestación de movimientos de disidencia y escisiones en México que derivan en la conformación de nuevas agrupaciones sindicales”, refiere Carlos León.

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De esta forma, el antiguo Sindicato Nacional no sólo perdió membresía, sino la relación laboral con las empresas mineras más importantes.

Uno de esos primeros movimientos ocurrió en 2007, cuando la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) informó que los contratos colectivos en ocho empresas del Grupo México pasaron a formar parte del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Exploración, Explotación y Beneficio de Minas de la República Mexicana.

Luego continuaron sucesivas demandas para disputarle al SNTMMSSRM el control de otros contratos colectivos de trabajo.

El Sindicato Nacional Minero Metalúrgico-Frente ha conseguido desde 2013 un total de 13 contratos colectivos en empresas como Industrias Peñoles y Minera Excellon. Este caso es importante, no sólo por el número de empresas implicadas, sino porque el gremio lo encabeza Carlos Pavón Campos, quien fue cercano colaborador de Gómez Urrutia.

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Asimismo, minera Micare, ubicada en Coahuila y perteneciente a AHMSA, ha firmado contrato con el Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Conexos.

Y con esta misma organización AHMSA también ha entablado la relación laboral que protege a los trabajadores de la Siderúrgica 2.

Al paso de los  años, la tendencia hacia la dispersión sigue adelante y un ejemplo es el caso de la Alianza Minera Nacional, que nació en 2009, refiere Carlos León, investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

Las bases de apoyo de la Alianza laboran para diferentes unidades productivas de AHMSA, pero quienes todavía forman parte del SNTMMSSRM. Sin embargo, “son trabajadores que no están de acuerdo con la conducta de Gómez Urrutia —a quien llaman ‘Napillo’— y que constituyen una disidencia real”, comenta el experto. 

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En cualquier momento pueden desprenderse del Sindicato Nacional y desplazarlo de la titularidad de sus contratos colectivos de trabajo.

¿Nuevo sindicalismo?

El perfil de estas organizaciones emergentes es muy distinto al que tuvo el viejo líder Napoléon Gómez Sada y al de su hijo y sucesor. “Los líderes emergentes tienen un nuevo discurso ajeno al de la confrontación. Dicen que buscan un ‘nuevo trato’ un ‘nuevo entendimiento’ con las empresas”, describe Carlos León, quien ha centrado sus investigaciones en la región minera de Coahuila.

Parte de este cambio se explica por las dificultades que ha enfrentado la industria minero-metalúrgica del país con el ingreso de acero a precios dumping procedente de países asiáticos.

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De ahí que los mismos trabajadores y sus representantes “hacen un cálculo racional y, lejos de insistir en altos aumentos salariales, ven como prioridad la conservación de las fuentes de empleo”, refiere el investigador.

Esta nueva actitutud facilita los acuerdos entre empleadores y trabajadores para promover cambios en la producción y adaptarla a los requerimientos del mercado, lo que permite mantener los puestos de trabajo. Pero a cambio, el gremio minero ha perdido su fortaleza como bloque obrero y ha visto debilitada su capacidad de negociación unificada con las mineras, concluye Carlos León.

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