Las guitarras de Paracho, un producto de precisión
La guitarra clásica artesanal, por sus características, es un instrumento que sigue en evolución, gracias a los lauderos, quienes en cada uno de sus trabajos procuran mejorar el sonido.
Recomendamos: El taller de talabartería que trabaja con pieles exóticas
“Los guitarreros siempre andamos buscando mejorar el sonido, mejorar el timbre, todo tratamos de mejorar; el músico siempre anda buscando un mejor instrumento, aunque tenga uno bueno, siempre busca uno mejor”, declaró Agustín Enríquez, de oficio lutier, concepto que significa constructor y reparador de instrumentos musicales.
La precisión de sus artesanías se refleja en la colocación de las más de 200 piezas que conforman una guitarra, ya que cada una de ellas contribuye a matizar el timbre que tendrá y a lograr las propiedades ergonómicas y acústicas que la distinguen.
“Cada vez que tocamos una guitarra se siente como es la vibración de la madera, el timbre de todo el instrumento. Eso se siente desde la construcción hasta que la están tocando.
Leer: Los industriales-artesanos del tequila
Agustín Enríquez destacó que una guitarra hecha a mano posee cualidades que un instrumento de fábrica nunca tendrá. “Hay muchas guitarras que suenan muy fuerte pero gritan, hay guitarras que no tienen mucho volumen pero suenan bonito y agradan a la gente”, comentó.
Las guitarras que el maestro Agustín construye son de una calidad superior, sólo concertistas internacionales las utilizan, incluso han participado en renombrados concursos de laudería en Francia, Alemania, Suiza, Japón y Brasil.
Originario de Paracho, Michoacán, el artesano comenzó a elaborar instrumentos a los seis años de edad. Él pertenece a la tercera generación de constructores de guitarras en su familia y actualmente lleva 58 años de moldear la madera para producir sonido.
Recomendamos: La sal de chapulín impulsó a esta pyme
Con sus manos, Agustín Enríquez realiza cualquier tipo de instrumentos de cuerda pulsada. Su trabajo lo llevó a estudiar en Europa el desarrollo de instrumentos antiguos, de tal forma que actualmente puede construir guitarras antiguas, barrocas, renacentistas y vihuelas renacentistas; además de instrumentos populares como jaranas huapangueras y jarochas, entre otros.
Sin embargo, su especialidad y orgullo son las guitarras clásicas o de concierto. El laudero platicó que escuchar uno de sus instrumentos en escenarios de París lo llenó de satisfacción.
“Yo siento algo muy especial, porque aparte de que me da mi economía, siento una satisfacción bastante grande cuando un maestro conocedor me dice que es un gran instrumento”.
Leer: AMLO, Meade y Anaya, unidos por una cerveza
Agustín Enríquez relató que la guitarra es un instrumento que ha evolucionado al menos cada 100 años. “En estos últimos 25 años se ha avanzado bastante en la guitarra moderna clásica. Primero fue la guitarra renacentista, que era una guitarra pequeña; después sigue la barroca, de 1600 a 1700; luego, la guitarra romántica de 1765 a 1850. Después, la guitarra moderna de 1850 hasta hoy; el señor Antonio Torres empezó a hacer la guitarra moderna”, explicó el lutier.
Para lograr dicha perfección en sus instrumentos, Enríquez comentó que utiliza las maderas más finas que encuentra como arce, palo de rosa o jacaranda para el cuerpo de la guitarra. Para las tapas, usa abeto alemán, suizo y canadiense, además de cedro canadiense.
La perfección requiere de paciencia
“Cuando salgo de viaje siempre ando buscado madera para traer, para uso personal. Cada laudero tiene su personalidad, tanto en sonido, ornamento, su manera especial de fabricación”, destacó.
Recomendamos: El oficio de sastre en peligro de extinción
Agustín Enríquez aseveró que, con algunos acordes y escuchar el sonido, le es suficiente para saber si una guitarra agradará a un músico. “Por mucho tiempo que uno ha estado haciendo instrumentos, ya se da uno cuenta más o menos qué sonido tiene la madera y qué sonido le puede uno agregar al instrumento”.
Ensamblar cada parte como la tapa, la boca, los costados y el ornamento requieren de paciencia y dedicación, de ahí que existen instrumentos que tardan hasta cinco años en elaborarse, relata el lutier.
En México, por las condiciones económicas, una pieza la llega a vender en 40,000 pesos como máximo. Sin embargo, en Europa, una de la misma calidad la comercializa entre 10,000 y 15,000 dólares.
Leer: Maguey pulquero, el otro ‘oro verde’ de México
Cada vez que Agustín Enríquez visita un lugar diferente y encuentra distintos sonidos e instrumentos intenta igualarlos o mejorarlos, pues aunque cumplió su meta de ser un lutier reconocido y hacer guitarras que gustarán a grandes maestros músicos, aseguró que la perfección es algo que no se obtiene fácilmente.
“No podemos decir que ya lo logramos. Aunque la guitarra esté perfecta, si decimos que ya llegamos a la perfección es como dejar de hacer las guitarras, siempre puede salir mejor la siguiente”, aseveró.
A pesar de que sus guitarras son empleadas principalmente para música clásica, Enríquez afirmó que los instrumentos que elabora para música popular también poseen la misma calidad que sus trabajos más reconocidos.
Recomendamos: Producen bebida probiótica hecha con aguamiel
Afirmó que en cada lugar, dependiendo de la diversidad de culturas, la música se crea en igual variedad, y para cada una de ella existe un instrumento característico. En México las primeras guitarras mestizas se comenzaron a construir alrededor de 1680, estaban hechas de bule y los frailes las utilizaban en danzas y para adoctrinar a los indígenas.
En la música tradicional mexicana algunos de los instrumentos que se utilizan son el bajo quinto, para la música del norte; la guitarra huapanguera, utilizada en los sones de las regiones de las huastecas; la guitarra colorada para música michoacana; guitarra séptima, vihuela, requintos, tricordios, mandolinas, jaranas, entre otros.
Leer: Industria del calzado corre por otros mercados
Agustín Enríquez sabe elaborar cada uno de ellos. “Todos los días vienen dos, tres músicos que nos piden diferentes cosas, diferentes sonidos y, por la edad, ya sabemos reconocer todo eso.
“Voy a seguir trabajando hasta donde dios me preste la vida o hasta que mis ojos o mis manos se entorpezcan”, concluyó el lutier.