La leche ‘se corta’ ante la revisión del TLCAN
Nota del editor: El texto completo de este artículo lo puedes consultar en la edición 261 de la revista Manufactura, Los mejores proveedores de la industria, correspondiente a septiembre de 2017.
México es el octavo productor de leche del mundo, según reportes de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), pero ese “músculo” de poco le valdrá para negociar mejores condiciones con Estados Unidos.
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El sector lechero envía a ese país menos de 32% del millón de litros que exporta anualmente, pero al que le compra unos 3,700 millones de litros, refiere la Cámara Nacional de Industriales de la Leche (Canilec).
Desde que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entró en vigor, el sector incrementó 38% su producción hasta alcanzar, en 2016, 11,607 millones de litros.
Esta cantidad es insuficiente para cubrir los más de 15,000 millones de litros que consumen los mexicanos al año, por eso recurre a importaciones que cubran la demanda de leche y sus derivados.
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El mapa de la redefinición del TLCAN dibuja condiciones poco favorables para el sector. Las cifras muestran una marcada dependencia lechera de producto estadounidense y un bajo protagonismo de las exportaciones mexicanas hacia el vecino país.
“No esperamos que haya grandes cambios. México exporta leche a EUA y ellos nos venden sus excedentes”, comenta Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas.
Frente a la desaparición de unos 500,000 pequeños productores, Abel Pérez Zamorano, economista de la Universidad Autónoma Chapingo, cree que México debe volver a proteger a la industria lechera con aranceles que limiten las compras del exterior.
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René Fonseca, director de Canilec, difiere de esta medida, sea de México a Estados Unidos o viceversa: “No creemos que sea oportuno volver años atrás. El TLCAN ha servido para hacer más competitiva a la industria, que está más tecnificada y hasta llegamos a exportar casi 10% de nuestra producción el año pasado”.
¿Historia sin fin?
Lo que sí pretende la Canilec es mayor agilidad burocrática para facilitar el acceso de los lácteos mexicanos al país vecino. “Es mucho más fácil para una empresa estadounidense entrar a México que al revés. Y queremos un trato igualitario”, expone el vocero de Canilec. Pero de algún modo, dice, la realidad nos ha llevado a identificar que “la cadena se ha estructurado de una manera pertinente con 65% de producción nacional y 35% de importación”.
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Así, la menor producción nacional sugiere que lo ideal es que al menos esta relación se mantenga.
Zambrano difiere: “hace años éramos totalmente autosuficientes, podríamos volver a esa situación”, pero Fonseca señala que para ello se necesita una estrategia integral que ayude a identificar las zonas del país donde se pueda incrementar la producción a partir de los recursos disponibles del lugar (agua y tierra).
“Desgraciadamente esa es una información que no tenemos. No contamos con ella”, afirmó Fonseca a Manufactura en junio.
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Carlos Anaya, de Mercados Agrícolas, añade que para lograr el objetivo es esencial que Sagarpa conceda, en vez de subsidios, incentivos para incrementar el uso de tecnología en el campo mexicano.
Pero, “mientras no aumentemos la producción, tocará traerla de fuera”, concluye.