El 1er avión mexicano tendrá ADN italiano

Desde el Centro Nacional de Tecnologías Aeronáuticas (Centa) ubicado en Querétaro, se prepara el primer proyecto para levantar el vuelo de una aeronave, con materiales innovadores y con el sello de hecho en México.

Horizontec tiene a su cargo este proyecto. Se trata de una empresa mexicana dedicada al diseño, desarrollo y fabricación de aeronaves ligeras deportivas en la categoría de LSA (Light Sport Aircraft), hechas con madera, fibra de carbono y otros materiales ligeros.

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Actualmente ya tiene un prototipo de avión conocido como H1, pero el nuevo proyecto, el H2, es al que se le conoce desde ahora como el primer avión de manufactura mexicana.

El italiano Giovanni Angelucci, un experto en aeronáutica, llegó a México en 2013 y en ese año creó la empresa Horizontec que actualmente dirige. Fue entonces que la compañía comenzó a desarrollar en el país su primer prototipo: el Halcón 1 o H1.

Más tarde la empresa se contactó con organismos públicos como el Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Querétaro (Concyteq), la Universidad Aeronáutica en Querétaro (Unaq) y la Secretaría de Economía.

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En 2015, la empresa obtuvo apoyo a través del Fondo de Innovación Tecnológica (FIT) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Infraestructura tecnológica a la medida

En el último año,  la empresa trabajó de la mano del nuevo Centro Nacional de Tecnologías Aeronáuticas (Centa) —donde el proyecto se desenvolvió, fue validado y obtuvo apoyo para la certificación de los nuevos materiales que incorpora—, de forma tal que el prototipo del avión obtuvo las certificaciones de la Dirección General de Aeronáutica Civil de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

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“Es uno de los pocos aviones certificados en México. Creemos que en los últimos 70 años se han certificado tres aviones”, comentó en entrevista Giovanni Angelucci.

En la región, Horizontec desarrolló una alianza con Siasa Air —ubicada en León Guanajuato—, para “comenzar una nueva aventura” en aras de llevar a la fabricación comercial el prototipo de avión. 

La alianza abarca tres unidades de negocio: manufactura, mantenimiento y escuela de pilotos.

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“El Centa es de los pocos centros nacionales con ADN aeronáutico”, expresó Angelucci, al manifestar que el proyecto del avión ha logrado un buen “matrimonio” entre los sectores público y privado.

El Centro —ubicado en Querétaro y que hace unas semanas fue inaugurado oficialmente por el presidente Enrique Peña Nieto— cuenta con los laboratorios necesarios para realizar cualquier tipo de prueba que la DGAC solicite para certificar el avión.

Al interior del Centa, se encuentra H1, una nave experimental hecha de madera de la que se validaron sistemas de aterrizaje, eléctrico, de frenos, de motor, de enfriamiento del motor y de mandos.

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Una vez validados estos aspectos, se usarán en el desarrollo del nuevo avión: el Halcón 2 o H2.

Desde 1940 no ha habido desarrollo aeronáutico

Desde un taller del Centa, con la ayuda de dos ebanistas, se construyen los moldes maestros con los que se construirá el avión mediante una serie de materiales compuestos que provienen de Alemania, dado que en el país se carece de la proveeduría.

“Ambas aeronaves son mexicanas con ADN italiano. El H2 va a ser totalmente mexicano, desde el diseño conceptual, y el diseño de la ingeniería es totalmente hecho en México”, dijo Angelucci.

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La aeronave recibe apoyo de ingenieros de la Unaq, del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de la Universidad Politécnica de Guanajuato.

En lo que se refiere a materiales, también participan las firmas de PPG y Grupo SSC.

Aunque el mercado meta son el ámbito deportivo y recreativo, H2 será una aeronave que se podrá utilizar para entrenamiento, por ejemplo, de pilotos militares y privados.

“Los últimos aviones que se desarrollaron en México datan de 1940 y desde ese entonces no hubo cultura ni conciencia aeronáutica. Y la idea es que con estos aviones se despierte”, expresó el empresario.

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Tal es el caso de la proveeduría, que al ser una industria que no despegó desde los años de 1940, no se cuenta por ejemplo con centros de maquinado para modelería con enfoque aeronáutico.

Desde el Centa, la firma concretará la parte de prototipo y desarrollo de nuevos materiales, para validación y certificación, mientras que la manufactura se trabajará en León, Guanajuato, donde se pondrán en marcha las tres áreas de negocio mencionadas.

El nuevo avión, comprometido para el Gobierno federal, estará listo este año. A mediados de 2018 el prototipo hará sus pruebas de vuelo para que, en caso de no tener cambios, comience la producción de la nave.

Horizontec estima que la inversión que realice en su planta en León sea de 150 millones de pesos (mdp), para comenzar.

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Y aunque ahora son casi una decena de colaboradores se estima que, al comenzar la producción, la plantilla de personal incluya 50 personas. Una vez con los tres módulos de negocio activos, la planta tendrá 200 personas.

“Son chavos de entre 24 y 25 años, pero son muy talentosos. El talento mexicano existe; hay mucha preparación. Lo que veo es que hay mucho conocimiento, pero poca experiencia”, comentó Angelucci.

Aunque no hay precio definitivo para la aeronave, el promedio del mercado de un avión de la misma categoría ronda entre 120,000 a 170,000 dólares.

Centa para todos

El recién inaugurado Centa está dirigido a atender la demanda de las empresas aeronáuticas locales, con la intención de que realicen sus pruebas en la zona, debido a que en México no contaba con centros de prueba similares.

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Recientemente se inauguró la primera de tres etapas de la obra civil y de equipo, en un terreno disponible de 4.5 hectáreas al interior del polígono aeronáutico de Querétaro, con entrada a la pista del Aeropuerto Intercontinental de Querétaro.

Felipe Rubio, director del Centa, adelantó que para las próximas etapas se prevé un área para incubar empresas del tipo de Horizontec; con un concepto de acompañamiento y laboratorios disponibles para hacer las pruebas que requieran las empresas. Así como contar con aulas para realizar maestrías y doctorados.

Otro plan del Centa consiste en ampliar las capacidades actuales de ensayos mecánicos, pruebas ambientales, flamabilidad y otros para consolidar lo que refiere a estructuras, propulsión y trenes de aterrizaje. “Queremos atacar el problema local. Es una institución de tecnología y desarrollo orientada a la demanda”, dijo.

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En el mediano plazo, el Centa tendrá presencia en las ciudades del país que tienen una producción significativa de aerocomponentes: Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Baja California.

“La estrategia de corto plazo es posicionarnos en los centros del sistema Conacyt que se encuentran en esos lugares”, para atender las necesidades específicas de la industria local, añadió Rubio.

La visión de los gobiernos estatales y federal apuntan a que se vea no solo al Centa sino el sector como una estrategia nacional para desarrollar la industria aeronáutica.