La formación dual y el programa de aprendices ¿son lo mismo?
El programa de aprendices que pretende aplicar el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene un antecedente en el Modelo Mexicano de Formación Dual que impulsó la administración de Enrique Peña Nieto y que, en esencia, atienden a la misma población objetivo y que son los jóvenes en edad de aprender un oficio para insertarse en el mundo del trabajo.
Aunque de momento el virtual presidente electo no ha proporcionado más información sobre su propuesta, especialistas consultados advierten que ambos programas aparentemente tienen enfoques diferentes, ya que el Modelo Mexicano de Formación Dual (MMFD) pretende capacitar a los recursos humanos que requiere la planta productiva, en tanto que el de aprendices lo que busca es encontrar una ocupación a los jóvenes que ni estudian ni trabajan, también conocidos como ‘ninis’.
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José Antonio Quesada, representante de la Comisión Nacional de Educación de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), calificó como positivo y atractivo el programa de aprendices de López Obrador, pero consideró necesario cuidar aspectos como la población objetivo, así como el método para entregar el apoyo financiero prometido a los jóvenes.
El especialista advirtió que, de no tener reglas claras de funcionamiento, el esquema de aprendices corre el riesgo de convertirse en un seguro para el desempleo.
“Becarios sí, sicarios no”
El 12 de diciembre pasado —cuando se registró como precandidato de Morena para la Presidencia de México—, Andrés Manuel López Obrador propuso la estrategia integral “Jóvenes construyendo el futuro”, el cual está sustentado en dos grandes componentes: Inclusión de Jóvenes y Jóvenes con Futuro.
Hoy en día no existen detalles específicos ni técnicos sobre la integración de los programas.
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La información disponible en el sitio lopezobrador.org.mx y lo dicho por el virtual presidente electo durante su campaña es que, inicialmente, el primer componente cubrirá a 150,000 jóvenes rechazados de la Educación Media Superior y a otros 150,000 de Educación Superior (300,000 en total), a quienes se les pretende dar una beca de 2,400 pesos mensuales (28,800 pesos al año).
En tanto, el componente de Jóvenes con Futuro —que será eventualmente coordinado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS)— cubrirá a dos millones 600,000 jóvenes sin empleo y a quienes se les propone otorgar un pago de 3,600 pesos mensuales (43,200 al año), para capacitarse bajo la figura de aprendices.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) coadyuvará con el Gobierno, para enlazar a los alumnos y a las empresas participantes.
Diferencias frente al modelo de formación dual
La administración saliente de Enrique Peña Nieto puso en marcha en 2015 el MMFD, el cual toma elementos del esquema alemán de capacitación dual y el cual busca implementar, de manera sistémica, un esquema de formación para técnicos del nivel medio superior que vincula armónicamente la formación teórica y práctica, al alternar el aprendizaje en el aula y en el espacio de trabajo.
En el MMFD no existen becas ni apoyos económicos, a diferencia de lo que plantea el proyecto de López Obrador.
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En aras de evitar duplicidades, Antonio Quesada considera oportuno valorar la conveniencia de fortalecer o fusionar el MMFD con el esquema de becas a estudiantes que propone López Obrador, al aprovechar el apoyo económico previsto.
Según los cálculos del virtual presidente electo, los programs de apoyo a la capacitación de los jóvenes tendrán un costo de 110,000 millones de pesos (mdp).
Antonio Quesada también consideró que el proyecto de López Obrador debe definir claramente a la población beneficiaria, porque el MMFD involucra a jóvenes que obligatoriamente deben ser estudiantes de nivel técnico o bachillerato, mientras que el nuevo instrumento perfila incluir a universitarios y a jóvenes que decidieron terminar su ciclo escolar pero que no trabajan.
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“El problema es que los miles de jóvenes que dejan de trabajar, pues no necesariamente tienen estudios terminados. Por ejemplo, hay una gran deserción juvenil en secundaria y muchos de ellos ya tienen 17 o 18 años, pero sin secundaria, y la realidad es que estrictamente no cabrían en la definición de estos jóvenes del proyecto. Entonces, el primer tema es definir a qué jóvenes vas a apoyar y cuáles son los que podrías tener clasificados para su reinserción laboral, porque si no (el programa) podría convertirse en un seguro para el desempleo”, afirmó.
Asimismo, es preciso definir el esquema en cómo se otorgará el recurso económico a los estudiantes que se incorporen a empresas en calidad de aprendices.
Es decir, ya sea a través de una deducción de impuestos a los patrones, equivalente a la beca mensual que se otorgará a los jóvenes, o por medio de una transferencia directa, refirió Quesada.
Las observaciones
Fernando Chávez Gutiérrez, maestro en Economía y editor del Reporte Macroeconómico de México que publica la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), considera que uno de los grandes retos que tiene el programa de López Obrador consiste en identificar las necesidades del mercado laboral para impulsar las áreas del conocimiento que tengan mayor demanda de las empresas y garantizar que los jóvenes que reciban el apoyo se capaciten para obtener en el futuro un empleo formal y bien remunerado.
“Se tiene que hacer un diagnóstico de los déficits que hay en el mercado laboral en cierto tipo de oficios, de carreras, de competencias (…), de tal manera que esté en concordancia con lo que pide el mercado, eso sería lo ideal”, comentó el académico.
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En ese punto coincide Carlos Mejía, socio y director Comercial de OFI.com.mx —proveedor de soluciones en tecnología para empresas—, quien destaca la necesidad de elevar la demanda de egresados en áreas con alto valor agregado.
“Para los siguientes cinco años van a existir 800,000 vacantes en puestos de ingeniería en México y hoy por hoy se gradúan cada año alrededor de 100,000 estudiantes, lo cual habla de que en los próximos años habrá escasez de 300,000 ingenieros que van a ser demandados por el mercado, pero no habrá recursos humanos capacitados para los puestos”, afirmó Carlos Mejía.
El especialista agregó que un factor que no debe desecharse en este programa para jóvenes es incluir elementos tecnológicos en los planes de estudios para elevar el perfil de los egresados y de esa forma garantizar que las becas cumplan su cometido.