¿Cómo sobrevivir al apocalipsis textil?
Nota del editor: El texto completo fue publicado en la edición 265 de la revista Manufactura, Adiós al empleo como lo conocemos, correspondiente a febrero de 2018.
A mediados de los años 80, Nike se fijó un objetivo: desarrollar ropa que, más allá de vestir al deportista, incrementara su rendimiento.
Primero se enfocó en mejorar el ajuste de las tradicionales camisetas de algodón, que se usaban debajo de los uniformes y de los jerseys, para absorber el sudor. Pronto el algodón dio paso a la lycra, con la cual desarrolló una colección de tops y shorts que cruzaron la línea que separa lo utilitario de la moda.
Pero esto no paró allí. Tras mejorar el fit de las prendas, los diseñadores de Nike empezaron a trabajar con fisiólogos y entrenadores, y se centraron en la transpiración.
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Entonces el objetivo era encontrar la manera en que el atleta pudiera beneficiarse de este proceso, en lugar de ser frenado por la humedad que se produce tras el ejercicio. La respuesta fue la tecnología Dri-FIT.
Esta tela, patentada en 1989, ayuda a eliminar el sudor de la piel, ya que es más ligera, ajustada y porosa que el algodón, permite que la humedad y el aire pasen fácilmente a través del material, manteniendo el cuerpo fresco y seco.
La creación de Dri-FIT sentó la base para el desarrollo de textiles más 'inteligentes', que pronto le dieron a la firma estadounidense el ascenso a las ligas mayores.
El tejido Dri-FIT se utilizó en los uniformes de algunos atletas que compitieron en los Juegos Olímpicos de 1996, y también en las playeras de equipos, como el de Italia, que participaron en el Campeonato Mundial de 1998.
Innovación que abre mercados
Estos textiles inteligentes también pueden ser la llave que permita a las empresas mexicanas entrar a nuevos segmentos, como el militar, automotriz, aeroespacial y quirúrgico. Eso exigirá, sin embargo, un cambio profundo de modelo de negocio.
"Hay oportunidades por todos lados, en casi todos los sectores. Es cosa de dejar de hacer el producto commodity que durante años hemos fabricado", comenta José Juan Ayub, fabricante de hilo.
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Desde hace 20 años, los productos que México exporta a Estados Unidos son las playeras de algodón, los pantalones de mezclilla, los calcetines y las medias. Las ganancias vienen más por el volumen que alcanzan los fabricantes que por la alta rentabilidad que genera cada prenda.
Por ejemplo, una playera de algodón convencional, sin ningún tratamiento, es entre 40 y 50% más barata que otra hecha con telas inteligentes, calcula Jorge González, director general de Akra y presidente de la sección de fibras de la Asociación Nacional de la Industria Química.
La diferencia entre los textiles 'convencionales' y los 'inteligentes' es que estos últimos tienen parches que liberan principios activos de manera constante, y que dotan a las prendas de distintos atributos, como propiedades antibacterianas, antiolor o repelentes. Otros fabricantes echan mano de las nanopartículas que cambian las características de los tejidos, haciéndolos más resistentes o duraderos.
Las telas y fibras 'inteligentes' no solo tienen una amplia demanda entre los fabricantes de ropa deportiva, sino que también son altamente cotizados en sectores como el automotriz, aeronáutico y construcción.
En comparación con otros materiales que hoy se utilizan, como absorbentes acústicos, las nanofibras son extremadamente delgadas, por lo que ayudan a disminuir el peso de automóviles y aviones.
"Hoy, el 55% del Boeing 787 de Aeroméxico es textil", dice José Cohen Sítton, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Textil.
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Ahora, la mayor parte de estas telas se importan de Estados Unidos, Asia o Europa. Producirlas en México requiere inversiones tanto en maquinaria como en equipo.
"El polímero ya lo tenemos, pero nos hacen falta equipos de hilatura, de texturizado y de acabado de hilos", apunta González.
El dilema del huevo o la gallina
Los fabricantes nacionales de fibras y textiles argumentan que para accionar el desarrollo y producción de materiales inteligentes esperan los pedidos de los fabricantes de ropa.
"De lo contrario, no podemos garantizar que vamos a recuperar la inversión que hagamos en desarrollar la tecnología y en comprar los equipos", destaca González.
Los fabricantes de ropa, por el contrario, argumentan que diseñan sus colecciones a partir de los textiles disponibles en el mercado, por lo que la iniciativa debe venir de los proveedores.
"Es el eterno dilema de qué es primero, si el huevo o la gallina", dice Samuel Gershevich, presidente de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido. Esta misma disyuntiva fragmentó la cadena años atrás.
Tras la apertura del mercado mexicano en los años noventa, los fabricantes de prendas, al no encontrar telas con nuevos diseños y acabados que les permitieran competir con las marcas de Estados Unidos y Europa, empezaron a importarlas.
Los fabricantes nacionales de fibras y telas argumentaban que producir esos nuevos textiles requería cuantiosas inversiones, y que entonces no había suficiente demanda para justificar el desembolso.
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Esta actitud pasó factura a las empresas. En los últimos 10 años, cerraron la mitad de las compañías del sector y se perdieron 500,000 empleos. En el plano internacional el dilema del huevo o la gallina se ha resuelto de diversas formas. Empresas comercializadoras de prendas, como Nike o Adidas, construyeron imperios globales a partir del desarrollo de materiales y diseños innovadores.
El año pasado, Nike registró 687 patentes, mientras que Adidas obtuvo 59, según información de las compañías.
También hay ejemplos de fabricantes de telas que se posicionaron como proveedores globales de grandes marcas, apostando al desarrollo de textiles 'inteligentes'.
La empresa malaya Ramatex, que inició en 1982 como fabricante de tejidos, ya es la mayor productora de textiles y prendas de vestir de Malasia.
En México, el grueso de la industria mexicana sigue concentrada en la producción de prendas básicas.
"Ocupamos el primer lugar como proveedor de Estados Unidos en 28 productos básicos", señala Cohen Sítton.
"Pero, ¿cuánto tiempo más aguantará este modelo de negocio?", cuestiona Enrique Dussel, académico de la UNAM especializado en comercio exterior. Si se miran las cifras del sector parece que no mucho.
En el primer bimestre del año, el PIB de la industria textil cayó 3%, mientras que el de la industria de la confección bajó 7 por ciento.
Una oportunidad de recuperar el terreno perdido está en la producción de textiles y prendas inteligentes. "Pero si no nos ponemos las pilas, esto no va a ocurrir", asegura Gershevich
3 tecnologías inteligentes
Fuente: Estudio textiles inteligentes elaborado por Alberto Roldán