‘Sin popote está bien’ castiga a fabricantes de plásticos
Renovarse o morir. Este es el dilema que enfrentan los fabricantes de popotes luego de que la campaña ‘Sin popote está bien’, impulsada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), desincentivara la compra del utensilio.
Los popotes, comúnmente usados en los establecimientos de comida y cafeterías, están hechos de polietileno de alta densidad. Aunque es un material reciclable, que puede usarse como materia prima para fabricar nuevos productos, una inadecuada disposición final dificulta su recolección y los convierte en basura.
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Los popotes representan cerca de 0.05% de los residuos sólidos urbanos generados a nivel nacional, según el estudio “Residuos de plástico, generación y oportunidades de manejo”, elaborado por la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ). No obstante, su degradación toma hasta 100 años.
En este sentido, la Semarnat ha impulsado la campaña ‘Sin popote está bien’ y a cuatro congresos locales —de Veracruz, Colima Durango y Ciudad de México— a impulsar iniciativas para prohibir o regular el uso de popotes de plástico en los restaurantes.
Industrias Internacionales de Plásticos (Popomex) es una de las 40 empresas mexicanas que ha visto caer sus ventas tras la campaña de la Semarnat.
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A tres meses de que comenzó la iniciativa, las ventas de la compañía han caído 25%, equivalente a 40 toneladas menos al mes, informó Alain Ponce de León, director General de Popomex.
Esta empresa tiene capacidad para producir 200 toneladas al mes, pero en aras de recuperar el terreno perdido y hacer frente a posibles nuevas regulaciones, ha empezado a migrar hacia la tecnología oxo biodegradable, consistente en aditivos que reducen el peso molecular del plástico y que aceleran su degradación a 24 meses o menos.
Entre los beneficios que Popomex vio en esta tecnología, sobre otras que existen en el mercado —como los popotes biodegradables hechos de hueso de aguacate— es que es hasta 400% más barata.
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“Además, con la tecnología oxo-biodegradable, no es necesario cambiar las máquinas de extrusión que actualmente empleamos en la producción de los popotes, por lo que el proceso no se altera de ninguna manera y tampoco genera pérdidas de empleos”, comentó Ponce de León.
Por lo pronto, Popomex ya transformó 8% de su producción a popotes oxo-biodegradables.
Otras opciones de materiales
Empresas como la estadounidense Loliware exploran otras opciones como los popotes comestibles hechos de algas marinas. “Estos popotes tienen una caducidad de dos años y si el consumidor no se los come y los tira después de usarlos, se descomponen con el resto de alimento”, explicó Carlos Caballero Valdés, director de Ingeniería en Desarrollo Sustentable del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y conocedor del producto.
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Otro caso citado por el especialista es el de la empresa mexicana Biofase, que fabrica popotes biodegradables a partir del hueso del aguacate.
Scott Munguía, el mexicano que desarrolló la tecnología, empezó con la venta de materia prima a fabricantes de productos plásticos, hasta que en 2015 abrió una planta en Morelia, en donde además de producir la materia prima, también genera popotes y cubiertos desechables que se degradan en 240 días.
Pero más allá de la tecnología, el manejo de los residuos plásticos es una responsabilidad compartida entre gobiernos y consumidores, hizo ver Alain Ponce de León.
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“Todos los plásticos son reciclables, el problema es que no se les da un manejo adecuado para evitar que terminen en los océanos. Incluso, los popotes biodegradables, degradables y compostables sólo cumplen esta función en condiciones controladas”, concluyó el especialista.
