Productores de flor de cempasúchitl esperan buenas ventas
Conforme llega la celebración de Día de Muertos, los productores de cempasúchil de las alcaldías de Tláhuac y Xochimilco, de la Ciudad de México, se muestran optimistas de obtener buenas ventas.
Las ventas de “la flor de muertos” pueden alcanzar hasta 17 millones de pesos (mdp), monto 7 millones superior a lo registrado en 2017, estimó Sergio Martínez Chavarría, delegado capitalino de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
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El comportamiento de ventas de la flor de 20 pétalos, por su signficado original en náhuatl, obedece a que este año se sembraron 12 hectáreas en Xochimilco y 21 en Tláhuac, dos de las principales localidades con esta vocación, según datos de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) de la Ciudad de México.
Esto porque se repartieron más de 96,00 kilogramos de plástico de invernadero a los productores afectados en el temblor de magnitud 7.1 y que sacudió a la capital mexicana hace 13 meses, aunado a las inundaciones ocurridas al sur, comentó Martínez Chavarría.
“(La cantidad de hule es similar a colocarlo) a lo largo la carretera México-Pachuca, que son unos 87 kilómetros”, aseguró el funcionario, que también es presidente nacional del Sistema Producto Ornamentales.
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“Nosotros hicimos la apuesta de tener una ganancia mayor para los productores, después del sismo del año pasado, y se logró con creces”, comentó en entrevista Sergio Martínez.
El precio de la maceta pasó de 9 pesos a 11.50 pesos y el manojo de flores subió de 50 pesos a 53 pesos. “Así que este año la venta será mucho mejor que el año pasado”, reiteró.
De la tierra al altar
La flor de cempasúchil se utilizaba desde la época prehispánica para adornar las ofrendas, altares y entierros dedicados a los muertos.
Actualmente se utiliza para marcar de manera simbólica el camino de los muertos hasta las ofrendas en las celebraciones mexicanas, del 1 y 2 de noviembre, toda vez que el aroma de sus pétalos posibilita y dirige su llegada del más allá.
La flor puede encontrarse en colores amarillo y naranja, con una altura de entre 60 centímetros y un metro; y se siembra durante el mes de julio, en tanto que su cosecha se realiza al finalizar la temporada de lluvias.
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Quien comentó lo anterior es la señora Santa Mendoza Mendoza, originaria del pueblo Magdalena Petlacalco, localizado en la zona alta de la alcaldía de Tlalpan, y quien lleva al menos 34 años dedica al cultivo de la flores de cempasúchil y alelí.
“Desde que tengo uso de razón, mis abuelos se dedicaban a eso y después me junté con mi esposo (...) que sembraba todo ese tipo de flor. Yo lo hice, como ahora mis nietos que les gusta andar en el campo para sembrar”, comentó Santa Mendoza.
Aunque Xochimilco y Tláhuac son las alcaldías con mayor producción de cempasúchil en la Ciudad de México, además de que poseen 500 productores, Tlalpan no ha sido la excepción porque también tuvo un buen año, debido al abundante temporal de lluvia, dijo la productora de flores, quien tiene a su cargo dos hectáreas.
Olor a tradición
La distribución y venta del producto tradicional es llevado a los mercados de Cuemanco, Madre Selva, San Luis Tlaxialtemalco, el Palacio de la Flor, la Central de Abastos, comercios locales y sobre ruedas de la capital mexicana.
Estas actividades generan más de 1,500 empleos directos y 2,000 indirectos, según estimaciones de la Sederec.
A decir de Sergio Martínez Chavarría, delegado de la Sagarpa, la flor pasó a convertirse en un commodity, porque hoy se garantiza su venta desde el invernadero. “Ahí es donde llega la mayor parte de los compradores”, añadió.
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Actualmente, Puebla es el principal productor de la flor de muertos, al destinar en 2017 más de 1,300 hectáreas a la siembra de más de 11,500 toneladas, según datos de Sagarpa.
Otras entidades son Baja California, Durango, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, San Luis Potosí y Tlaxcala que, en conjunto, produjeron poco más 15,030 toneladas el año pasado.
El cempasúchil es también utilizado para repeler ciertos gusanos que atacan al tomate, como tratamiento para cólicos y parásitos intestinales, pigmento natural y orgánico en la avicultura y es agregado al alimento de gallinas para la producción de carne y yemas de huevo más coloridas.