BASF apuesta con semillas de laboratorio para ayudar al campo
La agricultura en México gana año con año mayor relevancia a nivel mundial a medida que la demanda de sus productos –como los aguacates, jitomates y berries— crece en diversos países. Los agricultores deben de pensar en cómo mejorar su productividad para hacer frente a la creciente demanda. Esta situación no pasa desapercibida para las empresas agroquímicas, como la alemana BASF, que en años recientes ha concentrado sus inversiones en productos que generan mayores rendimientos para los productores.
"México se pone en el centro de algunas decisiones importantes de nuestra estrategia a 2030, que incluye una visión de soluciones para la agricultura en los próximos 10 años. Aquí vienen muchos desarrollos e inversiones para los próximos años y nuestra meta es crecer por arriba del mercado de protección de cultivos, que crece un 2% o 3% al año“, señaló Alexandre Latorre, director del negocio de Soluciones para la Agricultura de BASF en México.
El país es uno de los mayores productores y exportadores de alimentos como el tomate, aguacate y cítricos, eso lo pone en el radar de las inversiones de la firma alemana, que el miércoles inauguró un Centro de Innovación y Capacitación en Tepalcingo, Morelos, con el que busca tropicalizar algunos de los productos que desarrolla en sus laboratorios y venderlos en el mercado mexicano.
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“Llegan moléculas saliendo del horno, por decirlo de alguna manera, y aquí le damos la adaptación necesaria para que salga al mercado y no solo es salir al mercado sino capacitar a todo el equipo y a nuestro agricultor, para ver si se adaptan o no al cultivo de la zona, este es el primer centro de este tipo”, señaló Sergio Ruvalcaba, gerente de Desarrollo de la firma.
Sin dar detalles de la inversión del centro inaugurado, el directivo aseguró que en lo que resta del año inaugurará dos centros más, uno en el Bajío y otro en Sinaloa.
Desde que se desarrolla un producto hasta que llega al mercado pueden pasar de ocho a 10 años, además de cada 10,000 moléculas, solo una es la que funciona. Cada molécula tiene un costo de entre 350 y 400 millones de euros, por eso la compañía requiere de una inversión millonaria.
“Nuestra empresa es global y hacemos inversiones a nivel global. BASF invierte 3,000 millones de euros (alrededor de 64,500 millones de pesos) anualmente de manera global en investigación y desarrollo. De estos, aproximadamente el 27% son para proyectos de agricultura, que representa casi 3 millones de euros (64.5 millones de pesos) al día invertido en innovación y desarrollo para nuevos nuevos productos, agroquímicos, protección de cultivos y desarrollo de semillas”, añadió Latorre.
De acuerdo con el directivo, en una hectárea de maíz en México se cultivan 3.5 toneladas mientras que en Estados Unidos se obtienen 13 toneladas, por lo que el potencial de crecimiento para el campo mexicano aún es amplio.
"El primer objetivo es apoyar al agricultor y es uno de los grandes desafíos, porque si el agricultor no tiene rendimiento nosotros no lo tenemos. Hay mucho por mejorar en México, hay que democratizar la información y hacer que se conozcan las tecnologías que existen, hay entre 40 y 50% de potencial de incremento de productividad en algunos cultivos importantes para México”, agregó Latorre.
La compañía tuvo ventas de aproximadamente 63,000 millones de euros en 2018. México, representa la tercera operación más importante después de Brasil y Argentina.