Alerta sísmica en Pemex por sus resultados financieros
Nota del editor: Miriam Grunstein es profesora e investigadora de la Universidad Panamericana. Es académica asociada al Centro México de Rice University, coordinadora del programa de Capacitación al Gobierno Federal en materia de Hidrocarburos que imparte la Universidad de Texas en Austin y socia fundadora de Brilliant Energy Consulting. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.
(Manufactura) — Lo que algún día pretendía ser bendición por decreto se convirtió en maldición. La mención honorífica de “Empresa Productiva del Estado” que recibió Pemex en la reforma Constitucional de 2013 parece haber tenido el efecto contrario. Pocas veces la productividad de Pemex ha sido tan cuestionada como también su capacidad de comportarse como empresa.
Las cifras negativas que arrojaron los resultados financieros del cuarto trimestre de 2017 titilan como focos rojos que pocos quieren ver o muchos quieren apagar. Hay quienes le tienen más miedo a la alerta sísmica que a los terremotos. Hay otros que pretenden apagar las alarmas de Pemex como si con eso impidieran su derrumbe. Y también, así como ha sucedido que suena la alerta sísmica y la tierra no se mueve, también vemos que la pérdida neta de 352,259 millones de pesos (17,918 millones de dólares) en el cuarto trimestre de 2017 no pone a temblar a nadie dentro y fuera de Pemex.
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Al contrario, con la parsimonia de un monje zen, desde Nueva York, hace algunos días, Carlos Treviño, el director general de Pemex, comentó que la pérdida se debe a que en los estados de resultados hay una cuenta que no reporta flujos por diversos factores, entre los cuales figuran el tipo de cambio que desfavorece al peso, la devaluación de activos y también un aumento en los costos de financiamiento. También, si uno ve el arcoíris sobre la lluvia, hubo ingresos por más de 70,000 millones de pesos. Esos flujos, además delas prometedoras alianzas que Pemex tiene con DEA Deutsche, Chevron, Inpex y otros, despreocupan a las grandes empresas calificadoras quienes, según Treviño, están dispuestas a ponerle 10 a Pemex para que reciba dinero a manos llenas.
Otro dato alentador es que Pemex no aumentó su deuda por las riendas cortas con las que lo condujo José Antonio González Anaya, de quien Treviño recibió la estafeta. Para cerrar con broche de oro, este máximo directivo declaró que Pemex cumplió sus metas las cuales consistieron en un aumento de la producción de 5,000 barriles diarios. Con metas tan modestas el éxito está garantizado.
Pero como dijo Jack, el destripador, “vamos por partes”. En primer lugar, los ingresos que menciona Treviño se deben al aumento del precio del crudo y no a un incremento sustantivo de la producción de Pemex, la cual no alcanza ni los dos millones de barriles diarios. Por otra parte, la cuenta a la que se refiere Treviño se debe al tortuguismo exploratorio de Pemex el cual no llegó a las metas de exploración fijadas para mantener sus asignaciones.
Pemex estaba condicionado a perforar un determinado número de pozos de exploración para mantener los derechos a sus terrenos y no cumplió. Sin embargo, la Secretaría de Energía le perdonó esta falta porque, después de todo, al pobre Pemex le habían recortado el 75% de su presupuesto para de una vez acostumbrarlo a vivir fuera del mismo. También, el aporte de producción de la iniciativa privada es aún negligible, por la infancia de estos proyectos. Así, pues, si le quitaran las áreas a Pemex, México se quedaría en tierra de nadie, sin Pemex y sin operadores nuevos.
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Un análisis de un estado de resultados requiere de una lectura muy compleja y especializada por lo que, para no pecar de irresponsabilidad, podemos resumir esta opinión de la forma siguiente: aquella cuenta que no tiene flujos es una alerta sísmica que advierte que Pemex, por su rezago como explorador, no ha restituido reservas. Este es el activo que se encuentra devaluado y que sacude sus finanzas. Si eso lo sumamos al mezquino aumento en la producción, sabremos por qué hay que hacerle caso a la siniestra alerta. Pemex no encuentra ni produce más crudo y tememos que se derrumbe.
Si así fuera, habrá que pedir auxilio a gritos de los “Topos” que con sus unidades caninas tan bien se mueven en el subsuelo. ¿Quién sabe? A lo mejor hasta crudo encuentren.