Pemex vivió con EPN uno de sus sexenios más complicados
La octogenaria Pemex ha transitado uno de sus sexenios más complicados desde la expropiación petrolera que la vio nacer en 1938.
La actual administración tomó las riendas de la compañía más importante del país cuando aportaba cerca de 30% del presupuesto del Gobierno, pero también con unas finanzas deterioradas y una producción de petróleo que llevaba años a la baja. Desde entonces, su panorama no ha mejorado.
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La situación de la firma se vio marcada por el desplome de los precios internacionales del petróleo entre 2014 y 2016, lo que redujo sus ingresos y frenó los planes para lograr una ola de asociaciones de empresas privadas con la compañía estatal, derivadas de la reforma energética, con las que se pretendía impulsar su producción.
La crisis petrolera llevó al Gobierno a aplicar un recorte de 100,000 millones de pesos (mdp) sobre su presupuesto de 2016, que descarriló todas sus áreas de negocios, en especial la exploración y producción. Estas son las cifras de uno de los periodos más difíciles que ha vivido Pemex.
Producción en picada
La extracción ha caído 36%, al pasar en 2013 de 2.52 millones de barriles de petróleo diario a 1.85 millones en lo que va de 2018. Además, la petrolera tocó en septiembre de 2017 su nivel más bajo, con 1.73 millones de barriles, la menor cifra desde febrero de 1980.
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Refinación en pausa
El sistema de refinerías de Pemex también cayó en estos seis años, al pasar de producir más de 1.2 millones de barriles en 2013 a apenas 786,000 en 2017.
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El dato de octubre de 2018, el último disponible, es el más bajo del que se tiene registro desde 1990, con 491,932 barriles en promedio diario.
Años de pérdidas
La administración actual recibió a Pemex con una utilidad neta de 2,833 millones de pesos (mdp), pero en el primer año bajo su mando, terminó con una pérdida neta de 169,865 mdp.
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El golpe de la crisis petrolera se puso en evidencia, ya que dejó una pérdida récord de 712,434 mdp en 2015. Desde entonces, Pemex no ha logrado salir de los números rojos.
Más importaciones
La caída en la producción de petróleo y de petrolíferos se tradujo en una mayor dependencia de las importaciones para satisfacer la demanda interna de productos como gasolinas y diésel.
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De ahí que, la balanza comercial de Pemex pasó por primera vez a un saldo negativo, lo que se profundizó en 2017. Este año, la brecha negativa se ha recortado, pero sigue lejos de representar un saldo positivo, como a inicios del sexenio.
Y más deuda
El pasivo total, que engloba sus compromisos de deuda a corto y largo plazo, inició el sexenio en 2.2 billones de pesos y en una espiral ascendente por la creciente masa de pensiones y jubilaciones a pagar. El Gobierno asumió parte de estos pasivos para desacelerar el aumento de la deuda.
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La administración de José Antonio González Anaya, que sustituyó a Emilio Lozoya, se comprometió a regresar al camino de la rentabilidad, cuando tomó la Dirección de Pemex entre 2016 y 2017.
Pero el pasivo total se disparó por encima de 3 billones de pesos, y si bien se contuvo el alza de los pasivos laborales, la deuda financiera de largo plazo de la compañía ha crecido, algo que no ha gustado a las calificadoras.