Ingenieros, ¿para qué estudiar una maestría?
En México encontrar a un ingeniero con especialidad o maestría, en ciertas áreas como la energética, es parecido a buscar una aguja en un pajar, y más aún, si se quiere con doctorado o posdoctorado.
Las cifras de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) dan la muestra. En el ciclo 2015-2016 se registró una matrícula nacional de 328,430 estudiantes de especialidad, maestría o doctorado, pero de esa cantidad sólo 23,640 personas se inscribieron en el área genérica de ingeniería, manufactura y construcción, esto es tan solo una porción de 7%.
Y si de este subtotal se desglosa lo correspondiente a ingeniería industrial, mecánica, electrónica y tecnológica, así como a manufacturas y procesos, el porcentaje baja a 6%, con una población de 19,800 alumnos.
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Sin embargo, cada vez es más frecuente que las empresas busquen ingenieros con maestrías para puestos gerenciales o de alta dirección, comenta en entrevista el director del programa MBA de la EGADE Business School Santa Fe, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Eric Porras Musalem.
Sobre todo se buscan ingenieros que tengan una maestría en administración de empresas enfocada a operaciones empresariales, un área que empezó a ofrecer el ITESM hace un año, a través de la cual se fomentan habilidades para que los egresados sepan tomar decisiones en ambientes de volatilidad, refiere el académico.
Candidatos más atractivos
Los ingenieros representan en promedio 30% de la matrícula inscrita en los cursos de MBA del EGADE, en la maestría de finanzas o los doctorados de Ciencias Administrativas y Ciencias Financieras del ITESM, pero ante las necesidades del sector productivo esta proporción puede crecer más.
Las empresas también se interesan por aquellos cuadros que tengan experiencia internacional. De ahí que especialmente las universidades particulares de México han formulado convenios con centros educativos extranjeros para enviar a sus estudiantes por estancias temporales, una modalidad que permite obtener un doble grado.
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La ventaja es que al terminar el posgrado o mientras se cursa, el estudiante llega a obtener puestos de nivel directivo que a su vez pueden derivar en aumentos salariales de entre 20% y 30%, dice Porras Musalem, quien es doctor de Investigación de Operaciones y Logística, por la Universidad Erasmus de Rotterdam en Holanda.
En la realidad, “es difícil que un ingeniero llegue a niveles más altos si no cuenta con una maestría, aunque tampoco es imposible”, pero las empresas valoran la formación académica de las personas, sobre todo las del área automotriz, manufactura y bienes de consumo, ya que gran parte de los ingenieros que estudian posgrados son trabajadores de dichos sectores, comenta Eric Porras.
Industria energética, hambrienta de cuadros
Ante el interés que ha despertado la apertura de la industria energética nacional, las instituciones educativas de México han vislumbrado una ventana de oportunidad en la capacitación de recursos humanos especializados.
Hace un mes, la Universidad Panamericana (UP), el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (Ipade) y el Consejo Mexicano de la Energía (Comener) fimaron un convenio de colaboración que prevé la formación de cuadros directivos para las empresas de energía, además de que se prepararán emprendedores que tengan propuestas innovadoras de negocio para incursionar en el sector.
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En la firma del convenio, las partes reconocieron que México requiere de más expertos y de mayor investigación tecnológica en aras de hacer a las empresas del sector energético más competitivas.
El "trampolín" profesional
Los mexicanos con nivel de licenciatura o posgrado pueden ganar hasta el doble de alguien con educación media superior, afirma la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su estudio Panorama de la Educación 2015.
Por tanto una maestría “es un trampolín para que durante el tiempo en que se cursa, o después de tres, ocho o diez años se vea el retorno la inversión”, sostiene Eric Porras.
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Es por eso que estudiantes de posgrado de diversas áreas del conocimiento cada vez más entienden este mensaje y tratan de encontrar opciones.
Por ejemplo, hay quienes durante dos años y medio pagan su propia maestría en el ITESM. Otros más obtienen becas directamente de las empresas donde trabajan, las cuales les proporcionan apoyos de 30%, 50% o más, mientras que algunos ingenieros optan por hacer solicitud de beca directamente a la institución.
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