¿Por qué Siemens y GE buscan a toda costa adquirir Alstom?
En las últimas semanas se ha vuelto común leer en portales y periódicos toda clase ofertas y contraofertas que hacen Siemens y General Electric por su histórico rival francés, Alstom. Parecería una subasta de activos, aunque no lo es.
Ninguna quiere ceder terreno y otorgar al ganador la posibilidad de convertirse en uno de los mayores conglomerados energéticos a nivel mundial.
Alstom, que el año pasado tuvo ingresos por 20,269 millones de euros, tiene presencia en los sectores industriales de transportes, redes inteligentes y energía; este último es el que genera el mayor interés de sus competidores, no sólo porque el año pasado más de la mitad de sus ventas provinieron de ese sector sino porque el año pasado la empresa reportó órdenes de compra de equipo por 11.6 mil millones de euros en los ramos de renovables y energía térmica.
Luego de que Siemens y Mitsubishi presentaran una oferta por el negocio de turbinas de Alstom, incluida una parte en efectivo por aproximadamente 9,000 millones de euros (12,300 millones de dólares), el ministro de Finanzas francés, Michel Sapin, pronosticó que GE haría una contraoferta. No se equivocó.
Sin revelar mayores detalles, Jeff Immelt, presidente ejecutivo de GE, dijo que la firma había mejorado su propuesta. "La alianza mantendrá y fortalecerá la presencia de Francia en el negocio energético y reforzará a Alstom Transport. Crea empleos, establece centros de toma de decisión en Francia y asegura que el nombre Alstom perdurará".
GE añadió que la alianza nuclear en partes iguales (50-50) haría que el Gobierno francés mantenga una participación preferencial que le daría derecho de veto, entre otros relacionados con la seguridad y la tecnología de las plantas atómicas.
De acuerdo con su informe anual 2014, Alstom presume los principales éxitos comerciales que tuvo el año pasado en todo el mundo. El principal fue la construcción de dos turbinas de 900 MW para la central eléctrica de carbón más grande de Polonia, un negocio que le significó ingresos por 1.25 mil millones de euros.
También enlista el desarrollo de un proyecto llave en mano para el metro de Arabia Saudita (1,200 millones de euros); así como diversos contratos para suministrar turbilas eólicas en Brasil (500 mde), o servicios de mantenimiento y actualización en turbinas de gas para centrales eléctricas en Estados Unidos (360 mde).
Lo cierto es que sólo una gran oferta convencerá a Alstom y al gobierno francés, que apenas a mediados de mayo aprobó un decreto “de patriotismo económico” que permitirá al Estado oponerse a las tomas de control extranjeras de un gran número de empresas nacionales, según informó el diario El País.
El gobierno podrá emitir un veto político para proteger “el provisionamiento de electricidad, gas, hidrocarburos y otras fuentes energéticas, la explotación de las redes de transportes, el agua, las comunicaciones electrónicas y la sanidad pública”, además de defensa y seguridad, citó el diario español.
El texto se conocerá como decreto Alstom porque ha sido acelerado a raíz del inicio de las negociaciones lanzadas por el gigante estadounidense General Electric para comprar la rama de energía del constructor francés de ferrocarriles. “Francia prefiere vender esa parte de Alstom a Siemens, su competidor alemán, a cambio de su rama de trenes para formar dos grandes campeones europeos de la energía y los ferrocarriles”.